En toda Europa y más concretamente los países del Arco Atlántico, podemos toparnos con una arquetípica figura femenina venida del otro mundo, un mundo poblado por seres sobrenaturales que coexiste con el nuestro. Tradiciones que han circulado por infinitas regiones siempre de forma oral y las mas de las veces inmortalizada en el inconsciente colectivo revestidas de canciones y fechas imbuidas de un fuerte sustrato histórico y común compartido por todos nosotros.
La figura de esta mujer venida del mundo feérico pervive en multitud de países, portando según el país o región diferentes nombres, ya sean ninfas, hadas, náyades o donas d`aigua. En Asturias su nombre es Xana, aunque en algunos sitios la llaman Xinxanes. En la zona oriental las llaman Insanas; en occidente, Encantadas o Encantos; en la zona de Salas, Ondinas; y en algunos lugares de Onís, Inxánganas.
Las Xanas están claramente emparentadas con las hadas irlandesas, escocesas y bretonas, son por tanto, un mito indoeuropeo, extendido por toda Europa, espíritus de la naturaleza con forma de mujer.
En Asturias prácticamente cada parroquia dispone de una o más fuentes habitadas por este ser sobrenatural.
Son las Xanas mujeres hermosas, bondadosas, habitantes de fuentes y cuevas, seductora y asustadiza.
Suelen aparecer en cuevas, fuentes y cauces de los ríos, y en esos lugares aparecen algunas noches hilando, lavando las madejas de hilo o peinando sus cabellos con un peine de oro, mientras entonan dulces canciones capaces de seducir a todo el que las escuche desapareciendo nuevamente al amanecer.
Las Xanas suelen tener hijos pequeños y peludos, los Xaninos. Ellas no los pueden amamantar, por eso los cambian por algún niño de una aldea cercana, para que su madre se los críe. Cuando la mujer se da cuenta del cambio, debe dejar de alimentar al Xanín, así romperá a llorar y, al oírlo, la Xana volverá a buscarlo devolviendo el niño a su familia.
Hay quien dice que son mujeres víctimas de un encantamiento y que, durante la noche de San Juan, cuando salen a recoger la flor de agua, es el único momento en que se puede aprovechar para desencantarlas.
Alguna de las leyendas mas famosas de la Xana o Encantada nos cuenta que en El Castro (Allande), la encantada cuida “ua pitía con cien pitinos de oro” y en la estela de Coaña, hay enterrados decenas de burros cargados de “feixes” de oro.
Es celebre la de la “mora” de Cabo Blanco, un castro marítimo de El Franco, que custodia unas minas de oro donde decían, según nos contaba Marcelino Fernández a principios de siglo, que los “mouros” sacaban “l`ouro a máus chenas”.
También se dice que en la degollada (Valdés) hay una encantada que mora en la Fonte´l Regueiru , donde según cuentan sale y se presenta a la gente; esta encantada custodia un tesoro escondido en un prado llamado El Furacón lleno de oro.
Hay que aclarar que cuando se referían a moros querían decir al pagano, a la gente no bautizada, era una forma de generalizar, no querían referirse a ningún conjunto étnico en particular.
“¡Hay! Que una xana hechicera
Lavando está en fuente noble
Lavando cadexos de oro
Vestida de mil primores”
(Del romance “El Cueto Lloro”, Aurelio de Llano).
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