Un mundo de fantasía es lo que te hace levantarte cada mañana cuando toda la vida es gris. Aquel capaz de dibujarte un color en tu alma en el momento en que lo encuentras, dándote una tonalidad que se aferra a ti y jamás te suelta.
Es ese mundo que crece cuando lo regalas y lo compartes, tiñendo así a cada persona que se encuentra a su paso y sin importar si ha sido creado por una mente anónima de internet, o sea uno que todos lo tildan de clásico de todos los tiempos.
Los mejores mundos de fantasía nos cambian, nos modifican y nos hacen soñar. Los que son increíbles, dejan una semilla en cada uno de nosotros para que crezca y nos haga crear nuestros propios lugares de ensueño. Algo que debemos compartir y crear más semillas y colores, para darle color a una vida gris, sea en un mundo lleno de bosques, ciudades medievales, naves perdidas en el espacio, el manicomio más oscuro, el cementerio más siniestro o la casa de tu vecino del quinto que, como siempre has sospechado, era un sectario dispuesto a revivir a terribles engendros del averno (como los exámenes más aterradores de tu vida, a los que te enfrentarás con el profesor delante, toda la clase mirando y completamente desnudo).
Son esos mundos por los que vemos la vida en color y no en blanco y negro.
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