Todo es mentira.
Desde que el amor muere, la fuerza mengua y el espíritu languidece, todo naufraga en el hastío.
En esta batalla que libro contra el tiempo, me yergo como un héroe sin causa, un villano sin talento, un alma perdida en la inmensidad del vacío.
Frente a mí se dibujan 4 temibles ejércitos. Sus huestes miran hambrientas mi debilidad, alentadas por su intangible eternidad.
Cuatro siervos de la muerte, que clama ansiosa su merecida victoria.
Desde oriente, se acerca galopante el odio, en sus filas cuenta con la ira y la violencia. Afiladas sus armas, ataca al hombre débil hasta tornarlo en demente.
Desde occidente, las tropas de la indiferencia cabalgaban prestas para abalanzarse sobre este miserable soldado, soledad y melancolía abanderan tan cruel regimiento.
Desde las gélidas tierras norteñas, la codicia prepara su emboscada, agazapada junto con envidia e injusticia. Sus afiladas condiciones cercenan la bondad del inocente.
Y por último, el atronador retumbar de los cascos anuncia la llegada de tropas desde el sur, por allí veo acercarse al miedo, escudado por la mediocridad y la sumisión.
¿Por qué tan despiadados ejércitos tomaron mi mundo?
Ante ellos me hallo yo. Ejército de un solo soldado. Una guerra perdida de antemano, pero ¿Qué es la vida sino una guerra perdida?
Todos me animaron a desistir, fueron cayendo junto a mí hasta dejarme solo.
Solo frente a todo.
Ya escucho el rechinar del acero en la distancia, el jalear de tan malvadas hordas, las órdenes que se pierden en un eco con sabor a muerte.
¿Por qué luchar? Se preguntaron todos.
¿No le resulta obvio, querido lector?
¡Lucharé hasta el final porque yo soy la vida, porque conmigo luchan amor, libertad y felicidad, porque cada instante de belleza vence a mil años de oscuridad, porque el odio nace de la incomprensión del imbécil, la ira es el fruto del inmisericorde, la violencia anida donde la razón voló, la indiferencia muere a manos del cariño y la soledad en las de la compañía, melancólico se siente el que no abre los ojos, el que no navega hacia nuevos horizontes. La codicia brota en los corazones de negra tierra. Envidia al que no envidia y castiga al injusto con amor, pues no hay nada que más le duela. Lucho porque no temo a nada, porque solo hay lugar para la genialidad y la belleza en un mundo hecho a nuestra medida. Y lucho…. Lucho porque soy libre de hacerlo, porque no me atenaza el temor a vivir!
Con decisión y firmeza, avanzo hacia la batalla.
Venid a mí, ejércitos… os estaba esperando.
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