Buenos días aprendices y rastreadores de Tierra Quebrada hoy vamos a conocer un poco más a Diego A. López, autor de El Secreto de los Cielos
- La raza prohibida por Diego A. López - 27 agosto, 2014
- Polvo de Sangre por Diego A. López - 30 mayo, 2014
- El fin de un dragón por Diego A. López - 25 abril, 2014
- Una vez, cuando hubo magia, por Diego A. López - 11 diciembre, 2013
- Historia de una Taberna, por Diego A. López Garcia - 4 noviembre, 2013
¿Por qué nombre te conocen los humanos?
Como Kvothe, me gustaría decir que he tenido muchos nombres, como si hubiera vivido mil vidas. De momento intento vivir bien sólo una (que yo sepa), y en ella tengo un nombre: Diego.
¿Qué opinas del género de fantasía en nuestro país?
Que falla en sus dos patas. Una en la demanda. El lector medio sigue viendo la fantasía como una literatura de frikis, una secuencia de clichés donde no encontrará más que historias predecibles y escenarios infantiles. Algunas personas que leyeron una novela de fantasía por primera vez por recomendación mía, reconocieron que no esperaban encontrar “tanto” en este género. Y es que la fantasía es otro entorno más sobre el que dibujar. Un espacio, si cabe con más juego, más libre, para hacer lo mismo que en el resto de la literatura.
La otra pata son las editoriales en España que, salvo débiles excepciones, no apuestan por este género y se limitan a importar lo que ha tenido éxito en otros países. Basta visitar cualquier librería y anotar el porcentaje de obras de fantasía y el número de autores nacionales, si es que los hay, para comprobar esta triste realidad.
¿Cuáles son tus obras literarias de referencia en el mundo de la fantasía?
-Los dientes del dragón (Juan Eslava Galán): Algo diferente, nuevo y viejo a la vez. Y exquisitamente pulido. Un referente de “nuestra” fantasía tradicional.
-La espada de Joram. Aunque no me gustó en absoluto el final, merece la pena leerla sólo por el universo que presenta.
-El nombre del viento y sucesivas. Yo le diría a Patrick Rothfus que me sobran las primeras 60 páginas. Pero después de haber leído los dos tomos, me tengo que callar y limitarme a aplaudir.
-El vuelo del dragón (Anne McAffrey): Lo siento por Eragon, pero a esta chica se le ocurrió antes lo de la interconexión jinete-dragón.
¿Cuál fue el primer libro de fantasía que leíste?
De niño leí infinidad de cuentos de fantasía. Luego, desde los diez años, no he parado de leer novelas de ciencia ficción. Ahora bien, la primera novela, novela, que leí de fantasía fue el señor de los anillos.
¿Cuál es tu personaje de fantasía preferido?
Simkin (La espada de Joram)
¿Por qué?
Es el típico cómico secundario. Sin embargo, bien podía ser cualquier cosa. Durante toda la obra estuve preguntándome si era un pobre diablo, un archimago, alguien que tendría en sus manos el destino del universo, o un Dios. Y encima me hizo reír de verdad (muy pocas lecturas me han sacado una carcajada en mitad de la noche). Esa dualidad me maravilló.
¿Qué es lo que más detestas al leer un libro de fantasía?
Que traten de copiar a otros. No digo que no esté bien fijarse en los éxitos de los demás para mejorar uno mismo. Pero si lo que vas a escribir no va a aportar nada nuevo, si va a ser una Dragonlance con bichos diferentes, o un Juego de tronos con cinco reinos, mejor no escribas. Se nota cuando algo es un subproducto comercial. Y esas lecturas te dejan vacío.
¿Desde cuando escribes fantasía?
Desde que comencé mi carrera. Soy ingeniero, y debió de ser que un hemisferio cerebral izquierdo (el racional) estaba a tope y el otro (el imaginativo) aburrido. Las ideas se me aparecían entre integrales de volumen y jacobianos. Así, de golpe. Y al principio me limité a anotarlas. Luego, años después, un amigo me envió sus relatos. Esto me dio el pistoletazo de salida para empezar a desarrollar lo que tenía apuntado.
¿Cómo describirías tu estilo de escritura?
Busco la concisión y la acción. Trato de evitar las descripciones y contar las emociones a través de sucesos. Aparte de eso intento seguir las reglas del juego (las que creo haber descubierto).
¿Cómo trabajas la creación de un mundo de fantasía?
En mi caso el mundo es una consecuencia, no un objetivo. El objetivo, como sucede en mis relatos, es una emoción. Lo que se me ocurre en un principio es una escena: ¿Y si las tabernas tuvieran vida propia? ¿Podría un hombre juzgarse y condenarse a muerte sin saberlo? ¿Y si la existencia del universo dependiese de la decisión de una persona?… Esas preguntas implican una escena final, algo que condensa toda la carga de la idea, o toda la emoción de un personaje. Para llegar hasta ahí hay que construir: buscar símbolos, sucesos que desemboquen en esa situación, escenarios que evoquen o contrasten la idea principal… Todo eso es lo que empuja a crear el entorno. La fantasía te da mucha más libertad, y por tanto es artillería literaria.
¿Qué consideras más importante en la escritura de un libro (argumento, personajes, mundo…)?
La originalidad, sin duda. Hay libros que no la tienen y son muy entretenidos. Pero los que nunca olvidas, los que te aportan algo, suelen tener algo genuino, algo en lo que nunca antes habías pensado. Y ese algo puede ser un personaje único, un mundo nuevo, un argumento impredecible, un diálogo delirante, un estilo característico…
¿Le has cogido especial cariño a alguno de tus personajes?
Sí, a Tenkar
¿Por qué?
Cuando creé a Tenkar lo hice como respuesta a una pregunta ¿Podría la criatura más abyecta del mundo, el malo más malo de toda la literatura, ser al mismo tiempo un ángel, tener una causa justificada para comportarse como un demonio? Y el resultado, Tenkar, no es para nada un Drácula, ni un Dorian Grey. Tenkar vive cada segundo una angustia existencial extrema, consciente de lo que hace, pero también de que tiene que hacerlo. No creo haber hecho sufrir a nadie tanto y, claro, te compadeces y le coges cariño.
¿Cuál es la mayor estupidez que ha hecho alguno de tus personajes?
Pues no sé. Estoy entre el que ató su alma voluntariamente a una piedra y la que se atrevió a ver su propio futuro. Aunque quizás, aquella que se despreció a sí misma por ser un programa de ordenador, y que con su condena destruyó el universo, se lleve la palma.
¿Qué sientes al escribir la última palabra de una historia?
Es que eso nunca pasa. Cada vez que leo algo que he escrito estoy por cambiar un pedacito. Nunca creo haber alcanzado el óptimo en nada que haya escrito.
¿Cuál es la principal dificultad a la que te has enfrentado como escritor?
Aprender a descubrir los errores. Escribir es como intentar peinarte sin un espejo. Lo haces siguiendo tu instinto, luego ves a los demás que te ponen cara rara, y en función de a donde miran tratas de repasar los rizos. Cuesta mucho tiempo construir tu propio espejo.
¿Algún consejo para los nuevos escritores que quieren iniciarse en este mundo?
¡Buf! Hay muchos según el punto de desarrollo en el que estés. Pero ahí van unos cuantos:
-lee muchos libros sobre el oficio antes de empezar.
-Muuuucha autocrítica. Asume que lo que has hecho está mal y no eludas borrar, por hermoso que te resulte.
-No lo cuentes todo. Al revés, sólo lo imprescindible. Deja que el lector rellene los huecos.
-Coge una obra que te guste, intenta escribir un fragmento de la misma historia con tus palabras, y luego compárala con la obra original. ¿Qué falta? ¿Qué sobra? ¿Y por qué se ha molestado el autor en hacerlo precisamente así?
-Sugerir, sugerir y sugerir. Este arte, cualquier arte, se resume en eso.
¿Autoedición o editorial?
¡Ojalá tuviera las dos experiencias para poder hablar! Creo que hay que intentarlo con las editoriales todo lo posible, porque sólo ellas tienen medios eficaces de canalizar la obra hasta el público. La autoedición es el regalo de esta era a los que no contamos con contactos, una quiniela que puede tocar en cualquier momento.
¿Cuáles son los mayores obstáculos que hay que superar antes de poder publicar un libro?
Desde mi punto de vista no los hay. Cualquiera puede publicar cualquier cosa con relativamente poco coste (recientemente han subido las tasas del ISBN). Lo que sí que cuesta es llegar al público. Si no consigues editorial te ves abocado a la guerra de guerrillas en Internet. Y ahí, entre tantos, es difícil hacerse ver.
¿Cómo definirías a tu público?
Supongo que mi público será aquél al que le guste lo que a mí. Gente que busque ideas nuevas, una lectura amena, una sensación de trascendencia al acabar una obra, y al que la fantasía no le suponga ningún obstáculo para vivir la historia con realismo.
¿Sufres más leyendo o escribiendo?
Leyendo. Escribir puede ser laborioso, pero no se sufre, se disfruta.
¿Recuerdas alguna anécdota divertida, interesante… de tu carrera como escritor?
La primera “tirada” que hice de mi novela la encargué a una imprenta de Madrid. Os podéis imaginar la ilusión. Soñaba con poder ver mi libro impreso, tocarlo, abrirlo, leer las palabras que yo había creado en un libro de verdad. Creo que no había anhelado algo tanto desde que era niño.
Tras un largo viaje llegué a la M-30 casi una hora antes de que cerraran. Conforme entraba en la ciudad el atasco era cada vez peor. Aunque tenía mi mapa, al llegar a las intersecciones nunca lograba acertar. O bien el giro era indirecto, o bien directo pero no podía ocupar el carril izquierdo, o la calle era a contramano. Os podéis imaginar mi frustración. Casi pasaba la media hora de cierre cuando al fin acerté a la calle. Estaba allí, al final a la izquierda. Miré el reloj y suspiré. Si un transeúnte me hubiera visto en ese momento pensaría que alguien se me había muerto. Ni siquiera me detuve en la puerta para ver; antes de eso giré para salir y me fui.
Cuando al día siguiente volví, me dijeron que habían estado trabajando hasta muy tarde, y que a esa hora podría haberlo recogido perfectamente. No me importó. Estaba tan absorto abriendo y cerrando mi libro, admirando la portada, tan feliz, que todo lo que había pasado el día anterior se había borrado por completo.
Creo que esto es algo que sólo los escritores compartimos: el placer de ver tu novela impresa por primera vez.
¿Cuál es tu mejor defecto?
La indecisión… Creo. Pierdo mucho tiempo al dudar de la decisión correcta, óptima, en cualquier cosa. Pero precisamente dudar de todo, criticar continuamente la opción elegida, es lo que me ha llevado a mejorar la calidad de lo que escribo.
¿Qué te preguntarías a ti mismo?
A un autor, a cualquiera, le preguntaría cuál es su secreto. Qué cuida más al escribir. Qué aspecto le parece crucial para que un relato funcione. En qué piensa o qué busca cuando crea. Por ejemplo, de R. R. Martin he oído que en sus novelas trata maximizar el realismo, hacer que el lector sienta las mismas sensaciones que el personaje, que huela la comida y hasta la mastique con el personaje.
¿Y cuál sería tu respuesta?
En mi caso creo que uno debe estar enamorado de una idea. Sentir la emoción que busca conseguir como propia, como un lector fascinado por esa historia. Y desde esa fascinación, usándola como el norte en una brújula, dejar que broten las palabras, construir en esa dirección. Intentar ampliar al máximo esa sensación.
Aparte de eso, el aspecto que más cuido es que no sobren palabras. Eliminar todo lo que el lector pueda deducir. Discriminar continuamente entre lo que aporta emoción y lo que no, y borrar sin compasión.
Lo demás es técnica, nada más ni nada menos, y cuesta años conseguirla. Pero es técnica: un adjetivo por frase, pretérito perfecto y frases cortas para la acción, cambiar por sinónimos con connotaciones que aporten, simbología en el escenario, sugerir en lugar de contar, elegir el punto de vista subjetivo siempre que sea posible, respetar el tono, evitar cacofonías,…
¿Alguna frase épica que quieras compartir con nosotros?
“Mi vida es una mentira. He traicionado a mi Dios, a mi familia, y ahora lo haré con toda esa gente. No hay infierno, si es que existe, lo suficientemente grande ni eterno para consumir mi alma. ¿Y tú me preguntas si aún creo en Él?”
Tu turno, tienes 1 minuto para convencernos de que leamos tus libros y no los de otro autor…
Mi auténtico nombre es Tenkar. Llevo milenios sobre este mundo intentando destruirlo para poder salvaros. A todos. Yo también fui humano una vez. Era muy querido en aquel entonces y tuve una vida plena, con luces y sombras, como todos. Cuando estaba a punto de morir me fue revelado un secreto, y ya no pude. Desde entonces libro una eterna batalla sin fin, para la que necesito vuestra ayuda. Cuanto necesitáis saber está en este libro: “El secreto de los cielos”. Allí encontraréis por qué se me considera un demonio, y a la vez un ángel; por qué los bebés lloran, o existe el sufrimiento; la esencia del amor, o dónde está Dios; por qué soñáis con la magia o, a veces, adivináis el futuro; y sobre todo, qué hay al otro lado de la Muerte. No despreciéis la naturaleza fantástica de la historia, porque fue real. Reales fueron los grifos, esfinges y dragones que en ella aparecen. Reales fueron los magos, las batallas y las profecías que se cumplieron. No caigáis en el engaño de que todo fue un sueño, uno del que curiosamente todos tenéis los mismos confusos recuerdos… y ayudadme.
Ahora es tu momento apreciado lector. Hazle tu pregunta a Diego, seguro que estará encantado de responderla 🙂