Nov 042015
 
 4 noviembre, 2015  Publicado por a las 11:11 Entrevistas Tagged with:  Sin comentarios »

Buenos días aprendices y rastreadores de Tierra Quebrada hoy vamos a conocer un poco más a Jorge Diez Miguélez, autor de la saga de fantasía épica Anheron.

Jorge Diez Miguélez

Un apasionado de todo lo que huela a medieval y enamorado de los dragones. Un caballero feudal del siglo XXI, de los de la virtud y el honor, que sólo existieron en los libros. Con 17 años decidió escribir su propia historia y 18 años después vio la luz Anheron, la saga en la que está inmerso y que se lleva la mayor parte de las neuronas que dejan vivas su trabajo como docente y su hijo.

 
¿Por qué nombre te conocen los humanos?
Jorge Diez Miguélez, así me pusieron mis padres y así continuo para todos los humanos excepto uno, mi hijo; para él, de momento, sólo soy “Papá”.

¿Qué opinas del género de fantasía en nuestro país?
Que es el gran desconocido. Yo mismo era un ignorante de toda la fantasía que se escribe en España hasta que me puse a publicar mis libros y a buscar información en las redes (sé que no tengo perdón). Hay muy buenos libros y excelentes historias fantásticas escritas en español por autores “sin consagrar” esperando a ser descubiertas por el gran público.

¿Cuáles son tus obras literarias de referencia en el mundo de la fantasía?
Podría mencionarte unas cuantas, pero sin duda La Dragonlace, tanto las Crónicas como las Leyendas han sido claves. Mi saga Anheron está inspirada en ellas y de no haberlas leído, estoy seguro de que nunca me habría convertido en autor. Las descubrí por casualidad, en el momento adecuado, cuando tenía 15 años. Activaron un resorte de algo que nunca ha dejado de funcionar.

¿Cuál fue el primer libro de fantasía que leíste?
Me acuerdo perfectamente: “Prisionero de ElderWood” de la colección de Dungeons & Dragons Aventura sin fin, de los que escoges tu propia aventura según vas leyendo.

¿Cuál es tu personaje de fantasía preferido? ¿Por qué?

Eddar Stark, creo que no hace falta más presentación. Es el honor personificado, el deber por el deber, alguien que rige su vida por sus principios. Es la persona que hace que un reino no se desmorone. La suerte que le toca correr ayuda a mitificar su persona.
Entrevista a escritores de fantasía
¿Qué es lo que más detestas al leer un libro de fantasía?
Que la fantasía dote a sus protagonistas de poderes o habilidades desmedidas. Debe haber unas dosis de “realidad”

¿Desde cuando escribes fantasía?
Comencé con 16 años con pequeños relatos y un año después estaba comenzando el primer libro de Anheron. Tardé 15 años en publicarlo…

¿Cómo describirías tu estilo de escritura?
Visual. Muy descriptivo. Intento que el lector se imagine cada escena lo más parecido posible a lo que yo tengo en mente.

¿Cómo trabajas la creación de un mundo de fantasía?
Solamente he creado Anheron. He partido de la Edad Media europea, la época feudal concretamente, le he añadido las razas y características que me han parecido interesantes de otros mundos de fantasía y he añadido todo lo que yo llevo dentro: sueños, ilusiones, gustos, vivencias… Por ejemplo: el 90% de los paisajes, y lugares de Anheron son recreaciones de parajes reales en los que yo he estado.

¿Qué consideras más importante en la escritura de un libro (argumento, personajes, mundo…)?
De los tres pilares que forman cualquier historia para mí lo primordial siempre han sido los personajes. Comencé escribiendo historias usando de protagonistas a los personajes que me gustaban de videojuegos, juegos de mesa y dibujos animados. Siempre defino Anheron como una historia de personajes. La esencia está en ellos ,en sus personalidades y las relaciones entre ellos a lo largo de la trama.

¿Le has cogido especial cariño a alguno de tus personajes? ¿Por qué?
Aunque suene a tópico: a todos. Son todos criaturas mías; yo las he creado y decido su suerte. Me es muy difícil tomar la decisión de prescindir de cualquiera de ellos, aunque sea secundario. Anheron tiene muchos personajes (según con qué lo comparemos, claro…jeje) y numerosos protagonistas de primer y segundo nivel. Todos aportan mucho a la trama principal, tanto los tres protagonistas principales como todos los secundarios, incluso los antagonistas, que son varios. Lo único que añadiría es que mi hijo se llama Erik, como uno de los personajes, y no es casualidad…

¿Cuál es la mayor estupidez que ha hecho alguno de tus personajes?
Morirse. He lamentado mucho matar a alguno de ellos.

¿Qué sientes al escribir la última palabra de una historia?
No lo sé, aún no ha sucedido. Sólo he escrito la saga Anheron y todavía quedan dos tomos por escribir. Cuando me preguntas “¿Y después de Anheron , qué? Respondo que no tengo ni idea. Esta es la historia que realmente quiero escribir. Me dará mucha pena terminarla. Ya es parte de mí.

¿Cuál es la principal dificultad a la que te has enfrentado como escritor?
La difusión. Escribir es fácil. Que tus libros lleguen a un gran público: dificilísimo. Encuentras muy pocas ayudas y muchos menosprecios. Y no estoy hablando sólo de editoriales, de ellas me conformaba con que por lo menos me respondieran con amables mails de rechazo.

¿Algún consejo para los nuevos escritores que quieren iniciarse en este mundo?
Que escriban, escriban y escriban. Y que lo hagan únicamente por amor al arte (de la escritura, nunca mejor dicho). El que piense hacerlo con fines lucrativos o de negocios… le deseo mucha, pero que mucha, suerte.

¿Autoedición o editorial?
Ah, ¿se puede elegir? Jeje. Para mí la autoedición fue una obligación. Estoy contento con el resultado pero es muy duro el proceso de difusión y promoción.

¿Cuáles son los mayores obstáculos que hay que superar antes de poder publicar un libro?
El primer gran obstáculo creo que es el miedo al rechazo, la vergüenza de que te lean, que no te tomen en serio. Yo si no es por el empujón que me dio mi mujer, nunca me hubiese decidido. Aunque en mi caso la mayor parte de obstáculos vienen después de publicar, como ya dije antes.

¿Cómo definirías a tu público?
No lo sé, no le conozco (jeje). Una de las cosas que más me ha sorprendido es al dificultad para conseguir que los lectores que no son conocidos te dejen su opinión o valoración después de leer los libros. Da igual que sea a través de la web, de mail, redes sociales, en persona… No hay manera.

¿Sufres más leyendo o escribiendo?
Escribiendo. Tú decides lo que pasa y en vez de ser una ventaja es un inconveniente. Tienes mucha responsabilidad.

¿Recuerdas alguna anécdota divertida, interesante… de tu carrera como escritor?
Más que anécdota azares del destino… Que tengas todo planificado para presentar tu primer libro y realizar la difusión en librerías antes de que nazca tu primer hijo y que se adelante más de dos meses en nacer y se acabaron los planes…

¿Cuál es tu mejor defecto?
Estar todo el día dándole vueltas a la cabeza, sin poder parar.

¿Qué te preguntarías a ti mismo? ¿Y cuál sería tu respuesta?
¿Vale la pena todo el esfuerzo y tiempo invertido en difundir tu obra? La respuesta es sí, siempre que no suponga un agobio y dejar de escribir para hacerlo.

¿Alguna frase épica que quieras compartir con nosotros?
Sé justo en tus actos y no lamentes sus consecuencias (Erik Viduka – Sentimientos de Cuero y Acero)

Tu turno, tienes 1 minuto para convencernos de que leamos tus libros y no los de otro autor…
Me sobran 30 segundos… jeje.

Anheron es MI HISTORIA, la que siempre quise contar, única e irrepetible, para bien o para mal. No ha dejado indiferente a nadie, así que, ¿algo tendrá? Si quieres saber más y ver que piensan los lectores visita la web y el blog, saldrás de dudas. Por cierto, Cuidado, que engancha…

¿Aún te quedan dudas? Déjale tu pregunta a Jorge en los comentarios, estará encantado de responderla.

Oct 302015
 
 30 octubre, 2015  Publicado por a las 11:11 Proyecto Golem Tagged with: , , , ,  Sin comentarios »

En una ciudad costera de la península de Iberia hacia finales del siglo XI.

El frío aire de la noche le golpeó el rostro hinchado al abandonar la taberna. Achicó los ojos hasta reducirlos a meras rendijas y oteó la calle en busca de la mujer. La vio justo doblando una esquina al abandonar la calle principal.

Conocía perfectamente aquellas callejuelas estrechas y mal iluminadas. Parecía que le iba a simplificar el trabajo. Sin demorarse más, se encaminó hacia la calleja subiéndose los calzones de sarga con la mano izquierda mientras con la derecha se apoyaba en el muro de adobe para no perder el equilibrio.
Dobló el recodo con un forzado giro. A lo lejos, entre la penumbra, vio la capa oscura que se alejaba. La noche estaba despejada y las lunas alumbraban lo suficiente entre los aleros de los tejados para mitigar las sombras en aquella vía carente de braseros. A paso ligero la cogería pronto, sin necesidad de correr. No quería espantarla.

El gélido ambiente invernal le estaba despejando rápidamente de los efectos del aguardiente, y sus botas roídas avanzaban cada vez con más firmeza y velocidad. Cada zancada que daba le acercaba un poco más a ella. Pero la condenada, aunque no miraba hacia atrás, parecía querer escaparse en cada esquina.
Era una mujer demasiado enjuta para su gusto. No tenía curvas; ni buenos pechos ni culo abultado se adivinaban bajos sus ropajes. Su rostro tampoco le había parecido muy agraciado, pero sus ojos… Su mirada sí había cautivado su atención. Después de la camarera gorda como una vaca de la semana pasada seguro que la cosa solo podía mejorar. Sentía cómo se iba excitando solo de imaginarse la situación.

Relatos de Fantasía - Ajetreo Puerto

Nadie decente caminaba ya por los aledaños del puerto. Una señorita sola, aventurada a esas horas por la ciudad, debía saber que estaba expuesta a grandes peligros. Tanteó el cuchillo que escondía debajo del blusón. No parecía que tuviese que utilizarlo, pero tampoco tenía reparos en ello.
El agua sucia que corría por el embarrado suelo de la calleja se había congelado y le hizo dar un traspié. A punto estuvo de caer torpemente contra la pared. Cuando devolvió la mirada al frente había perdido a su objetivo. Aceleró el paso nervioso hasta el primer recodo y volvió a ver la capa parda alejándose, lenta, pero constante. La impaciencia se apoderó de él y comenzó a acelerar el paso decidido a dar caza a la mujer, que seguía internándose en la telaraña de callejuelas de los almacenes del muelle. Debía hacerlo lo antes posible o llegaría al puerto y ya no tendría oportunidad.

«Seguro que es una furcia. Va bien dada la muy puta si piensa cobrarme por sus servicios. No voy a pagar ni una moneda de cobre. Que no me hubiese mirado así en la taberna. Si por lo menos fuese más atractiva, lo consideraría… ¡Que se dé por pagada si no la destripo!»

Dio los últimos trancos casi corriendo para cogerla del hombro.
─Ven aquí amorcito. Vas a saber lo que es un hombre de verdad ─le dijo en un grosero susurro mientras la empujaba con brusquedad contra la pared.

La mujer quedó con la espalda sobre el muro de madera, aprisionada por el orondo cuerpo del hombre. Una de sus manos le sujetaba por la muñeca y la otra le tapaba la boca.
─Vamos a hacer esto sencillo y rápido, y podrás irte a tu casa antes de que amanezca. Si es que tienes casa. Si te resistes, te dolerá. Si te portas bien, tal vez te deje vivir…

La mujer se quedó inmóvil mirándole a los ojos, sin forcejear demasiado, y sin gritar cuando retiró la mano de su cara para bajarse los calzones y desgarrarle la falda.
─Ya decía yo que eras una ramera. Me gusta más cuando os resistís un poco y chilláis asustadas ─le dijo antes de lamerle la mejilla.

No había terminado el grosero trayecto de su lengua cuando sintió un fuerte dolor en la entrepierna. La mujer le propinó un rodillazo al confiado agresor y le empujó sobre unas cajas apiladas tras él. El hombre se recompuso irguiéndose sorprendido y cabreado.
─¡Te avisé que podía ser por las buenas! ─amenazó blandiendo su cuchillo─. Para lo que te quiero me sirves tanto viva como muerta.

Se abalanzó sobre la mujer con el puñal en alto para ponérselo sobre el cuello y forzarla a obedecer. Lo que recibió a cambio fue otra patada en el estómago que volvió a derribarlo al suelo. Se levantó furioso y dolorido, cambió la empuñadura y se abalanzó sobre ella dispuesto a apuñalarla.
Escuchó a la mujer murmurar en lo que le parecía un idioma extranjero justo cuando estaba armando la hoja. Una luz blanca surgió súbitamente de las manos de la mujer. Sintió como le quemaba el cuerpo y un tremendo impacto que le lanzó sobre el barro calle arriba.
Quedó tumbado sobre la espalda, aturdido, le dolía el pecho con cada acelerada respiración. Levantó la cabeza para ver cómo la mujer se acercaba con pasos muy lentos, hablando para sí cosas ininteligibles. Intentó retroceder sobre sus codos como una sabandija, pero apenas pudo hacer el gesto de intentarlo ante el dolor que le inundaba el cuerpo con cada movimiento. El miedo comenzó a crecer rápidamente en su interior al sentirse inmóvil e indefenso. No tenía ni idea de a dónde había ido a parar su arma.

─¡Dé jame! solo quería divertirme un poco, como todos. No hablaba en serio.
La mujer se acercó sin responderle y plantó sus pies a ambos lados de su cuerpo tendido.
Le agarró del vestido con la intención de derribarla pero apenas pudo cerrar la mano en torno a la tela. De las delgadas manos de ella manaba un fulgor violeta mientras seguía murmurando en tono bajo.
─¡Déjame, por favor! ─imploró como un chiquillo presa del pánico. La situación ya escapaba de su raciocinio pero presentaba malos augurios─. Llévate mi dinero si quieres.
─No es tu dinero lo que deseo ─respondió ella mientras flexionaba las rodillas hasta agacharse lo suficiente para apoyar sus manos incandescentes sobre el pecho del hombre.
Las manos se iluminaron con mayor intensidad. El fulgor violeta se expandió sobre el orondo tronco como si fuese agua. No pudo moverse, no pudo gritar, mientras sus ojos desorbitados estaban atrapados por aquella mirada que le había tentado en la taberna. Sintió su cuerpo temblar mientras se vaciaba, antes de quedar flácido, como un fardo de carne sobre el barro. Sus ojos estaban abiertos desmesuradamente dirigidos a las estrellas del firmamento que se recortaban en las negras siluetas de los aleros de los tejados.

La mujer se puso en pie y estiró sus brazos en dirección a las brillantes lunas. Sentía como la energía recorría su cuerpo. Disfrutó del momento unos instantes, se ajustó la capucha y se arremolinó en la capa antes de desandar los pasos que la habían llevado hasta allí, sin mirar atrás si quiera. Un alma más para acrecentar su poder y un indeseable menos del que preocuparse la ciudad.
Cuando le encontrase al alba un estibador madrugador, llamaría a la guardia que sentenciaría que era otro pobre diablo al que la borrachera bajo la helada le había resultado mortal.
Caminaba con paso tranquilo de vuelta a casa. Había resultado sumamente sencillo esta vez. Provocarle para que la siguiera había sido un juego de niños. Conseguir que no perdiera su rastro por los callejones, ya había sido más complicado; incluso se había tenido que parar en una ocasión para que no girase por la esquina equivocada. Una mirada era suficiente para tentar a un hombre, hacerle perder la cabeza, y hasta su alma.

Sep 282015
 

Anheron I: Sentimientos de Cuero y Acero


Novelas de Fantasía - AnheronSinopsis:
Un retumbar de tambores surca el aire interrumpiendo la engañosa tranquilidad de Klum. Sonidos que presagian acontecimientos que nadie se atreve a confirmar. Tan solo se alientan los rumores que viajantes y charlatanes, trovadores y embusteros; hombres de lengua ágil y de poco fiar, difunden entre los incautos ávidos de cualquier nueva que unas jarras de cerveza o un puñado de monedas de cobre no pudiesen conseguir. La disfrutada paz del continente septentrional de Anheron amenaza con llegar súbitamente a su fin.