«El viajero estaba cansado.
Se hallaba a punto de darse por vencido. Eran ya demasiados los meses dedicados a una misión que desde el principio supo sería de una extraordinaria dificultad. Podría no resultar peligrosa en exceso, pero verla consumada con éxito supondría el mayor reto de su vida hasta el momento.»

Así comienza «Breithz» (Kelonia, 2012), la segunda parte de la Leyenda de Leureley. Aunque para ser exactos antes nos encontraremos con un resumen de Gales, el primer volumen de la Leyenda de Leureley, en el que en apenas tres páginas nos recuerdan los pequeños detalles de la trama. A partir de este momento continua la historia de la isla mayor de Phyrium y la lucha entre el bien y el mal.

La muerte y la desolación reinan en Phyrium y parece que el regreso de la paz y la justicia perdidas solo puede llegar de la mano de Breithz. Por su parte la resistencia se organiza, Velkar prosigue con su misión recorriendo los más recónditos rincones de la isla, Gales es la imagen de la fiel defensora del futuro del reino y aunque pierde el protagonismo continua siendo un pilar básico de la trama, Fleips crece y descubrimos en él la determinación y seguridad de la que carecía hasta ahora, Erilien nos muestra su versión menos mágica y más humana. El mal rezuma allá dónde miremos y las revelaciones sobre la posible existencia de dragones y la verdadera identidad de algunos personajes consiguen mantener la expectación en esta novela de tránsito, a la espera del final desenlace en el tercer volumen que aun está por llegar.

Lo que más impacta al principio de la novela es el gran salto en el tiempo al que nos enfrentan Elba de Cus, Elena Montes y Roberto Redondo. De pronto han pasado doce años y los personajes han evolucionado de manera notable. Algunos nos obligaran a descubrirlos de nuevo como si no conociéramos hasta el momento más que la superficie de su ser. Otros los retomaremos con cariño y ganas de saber que ha sido de ellos en todo este tiempo. Y los nuevos personajes harán que poco a poco queden en el recuerdo los que no volverán a aparecer más.

En esta segunda parte de la Leyenda de Leureley, el lenguaje ha cambiado por completo. Una prosa mucho más sencilla que en Gales nos acompañará durante todo el libro. Se nota, apenas empezar a leer las primeras páginas, el cambio experimentado por Roberto a la hora de realizar las descripciones. Aunque permanece en algunas conversaciones el estilo recargado de la prosa de boca de los personajes, durante 328 páginas el desarrollo de la trama ha mejorado notablemente en fluidez. ¡Vaya, que se lee mejor!

Una novela de fantasía épica española con todos los componentes para pasar un buen rato. Y con un final/continuará que mantiene la intriga, lleno de sorpresas que os dejarán con las ganas de ese último libro. Roberto, ¿para cuando?

Y si, ¡hay un mapa! Esta vez la editorial nos ofrece un mapa a todo color con una definición muy mejorada con respecto a la edición anterior, en el que podremos ubicarnos a lo largo y ancho de la devastada isla de Phyrium.

Fuentes
Breithz (La Leyenda de Leureley II)
Autores: Elba de Cus, Elena Montes y Roberto Redondo. Editorial: Kelonia