Cornelius Tamphels, es el encargado de investigar cada nuevo brote y su misión es descubrir porque, cuando y dónde tendrá lugar el siguiente.
Si quieres participar te recomiendo que consultes la página oficial. www.survivalzombie.es dónde encontrarás, todas las fechas y lugares de las siguientes infecciones.
Cornelius era su mejor carta.
Si quería destruir a La Corporación y hacerse con una parte del pastel tenía que conseguir ese virus. Luego ya decidirían si se dedicaban a buscar una cura para desmantelar todas las operaciones de WRG de un solo tiro o si producían ellos mismo sus propios Z’s. Y a decir verdad a Pablo le gusta más la segunda opción.
Nunca había sido un militar de carrera, lo único que le importaba era el dinero y el oficio de mercenario se le daba bastante bien pese a sus sesenta y pico años. Sabía que no sería así siempre y esta era su oportunidad de jubilarse con dinero suficiente para comprarse un pedacito de isla en algún lugar remoto. Solo tenía que ir a Quijorna, coger el virus y empezar a ganar pasta.
Era un plan simple, sin fisuras.
¿Qué podría pasar en un pueblo tan pequeño? Con 100 hombres le bastaría para controlar todo el perímetro y una vez dentro Cornelius ya no tendría escapatoria. Esta vez no habría engaños, no habría sorpresas.
-Vamos chicos hay que trasladar todo el equipo antes de que amanezca.
Había llegado el momento de equilibrar un poco la balanza. Cornelius tenía claro que los esfuerzos de la resistencia de momento eran insuficientes para plantar cara a La Corporación. Era cierto que muchas de sus acciones habían conseguido retrasar perte de los proyectos de WRG. Les habían costado mucho dinero y mucho tiempo pero su avance seguía imparable. Con la llegada de los hombres de Pablo la partida se ponía interesante. Si todo salía como tenía planeado después de Quijorna Pablo y sus hombres iban a luchar contra La Corporación y la resistencia solo tendría que esperar un poco más hasta ver cual de los dos conseguía el control absoluto y luego atacar con todas sus fuerzas. Eso les daría el tiempo suficiente para organizarse, conseguir armamento y empezar a trabajar en una cura para el virus. Al final esa era la única solución para acabar de raíz con el problema.
Era el momento de hacer la llamada. Todos tenían que estar allí ese fin de semana. Todos tenían que conseguir el virus.
Contactar con la resistencia no sería un problema, tenían una página en facebook. Quijorna, 29 de noviembre. Buscad una cura para el virus. Habrá sopa caliente, militares y zombies para todos.
Pablo estaba de camino, al fin y al cabo era un profesional y no iba a dejar nada al azar. Seguro que la mitad de sus hombres ya estaban trasladando material al pueblo y escogiendo las mejores posiciones para evitar que nadie entrara o saliera sin ser visto. Sin embargo cuando empezara la fiesta no iba a resultar demasiado complicado entra y salir entre hordas de zombies. Otra ventaja más de estar infectado y a punto de morir.
Contactar con la organización iba a ser el paso más delicado. A estas alturas del proyecto solo deseaban verlo muerto. Ya no necesitaban el virus de su cuerpo para nada, el negocio funcionaba a la perfección. Es cierto que al final habían abandonado la opción de controlar a los Z’s. Estaban muy cerca cuando ocurrió el accidente del laboratorio 5 y Cornelius escapó con la única muestra que quedaba de esa cepa. Seguramente lo habrían conseguido, y aún podrían conseguirlo si lograran capturarlo con vida, pero todo eso ya daba igual. Querían su cabeza y no importaba lo más mínimo si la acompañaba el resto del cuerpo o no.
Y Cornelius apreciaba que su cabeza siguiera encima del resto de su cuerpo, al menos el poco tiempo de vida que le quedaba. Le apetecía ver un amanecer más.
Si solo hubiera podido mandarles un mail como a los demás todo habría sido más fácil pero tal y como estaba la situación con la resistencia no se iban a tragar que el propio Cornelius les invitara a su fiesta. Eso sin mencionar que trasladar a todo un equipo operativo por un simple mail que podía ser una trampa de la resistencia no era la mejor de las ideas. No, el mensaje tenía que ser más contundente. Tenía que esperar a los hombres de negro.
Aparcó su recién adquirido seat familiar negro en el aparcamiento de ese mugroso bar de carretera. No tenía claro si allí tendrían el congelador lleno de sujetos para el laboratorio pero iba a averiguarlo muy pronto.
Apestaba como los demás. Una fina capa de suciedad cubría toda la barra y las pocas mesas que aún se mantenían en pie.
-Parece que ha habido pelea jefe- gritó Cornelius al dueño del bar.
-Nada por lo que preocuparse, un par de borrachos que no se tenían en pie.
¿Qué le pongo?
-Un pacharán con doble de hielo y doble de pacharán.
-¿Mala noche?
-Todas son malas para mí.
Cornelius se dirigió sin prisa al baño. Tal y como pensaba antes de que cerrara la puerta el camarero ya estaba llamando. Demasiado previsibles, tendrían que invertir algo más en recursos humanos, ya era la segunda o la tercera vez que les ocurría lo mismo en un bar de carretera y aún no habían aprendido nada. Esta vez tampoco lo harían.
Cornelius salió por la ventana y se dirigió a la puerta de entrada. Allí estaba, escondido detrás de la esquina con el bate de béisbol en la mano, esperando a su desprevenida presa, pero esta vez la presa se había convertido en cazador.
Subió al coche.
La cara del camarero al ver como un seat familiar negro irrumpía en su local y lo aplastaba contra la pared no dejaba lugar a dudas. Era real y le estaba pasando a él. Daba igual, ahora estaba con las dos piernas destrozadas y gritando como un cerdo.
-Veo que se te ha acabado el pacharán.
-Ahhh, VETE AL INFIERNO, estás loco y pagarás por esto.
-Al menos en algo tienens razón, estoy loco, en cuanto a lo de pagar…hace tiempo que lo hice. Tranquilo tú también te llevarás tu propina, pero antes deja que use tu teléfono un momento.- Cornelius se dirigió al teléfono, marcó rellamada y sin esperar a que el tipo del otro lado hablara le gritó QUIJORNA!!! y colgó.
Por si quedaba alguna duda seguro que el camarero se ofrecía voluntario para comunicarles su mensaje.
-Me permites.- ZAS, de un bocado le arrancó media mano. Seguía gritando como un cerdo.-
No malgastes energía, tú sufrimiento no ha hecho más que empezar. Ahora vas a visitar las instalaciones de La Corporación, no creo que desechen un ejemplar como tu.
Si te acuerdas cuando lleguen solo diles QUIJORNA, de todas formas te lo dejo escrito en la pared por si se te olvida.