Sep 182013
 
 18 septiembre, 2013  Publicado por a las 11:11 Tagged with: , , , ,  Sin comentarios »

Pensando en cuál puede ser la característica fundamental, la faceta primordial que debe contener cualquier mundo imaginario, aquel que nace de la mente del autor, rápidamente llegué a una conclusión evidente para mí: el lector tiene que llegar a dudar acerca de la irrealidad de dicho mundo.
Quiero decir: una tierra de fantasía es más creíble en tanto en cuanto es capaz de que sus «visitantes virtuales» dejen crecer en sus cabezas la posibilidad de que aquel lugar existe o existió en algún momento y lugar de la historia de la humanidad, aquí en nuestro planeta.
Supongo que ya habrá quien esté pensando hasta qué punto se me va la «olla», pero todo esto lo digo a cuento de que yo mismo he vivido esa misma experiencia que describo. Y dos veces, por cierto. Me ha pasado con dos mundos y autores distintos.

Mundo real, mundo irreal por Roberto Redondo

Mundos de fantasía por Avocat


El primero, como también imagino que muchos habréis supuesto, fue la Tierra Media del maestro Tolkien. Es cierto que yo era muy joven y sabía muy poco de las cosas la primera vez que leí “El Señor de los Anillos”, pero no es menos cierto que mi inocencia por aquel entonces no era tan enorme como para no decirme a mí mismo qué creer algo semejante rayaba en la locura. Sin embargo nunca conseguí desechar la duda del todo, aunque ahora entiendo que más se debía a las ganas que sentía de poder otorgar realidad a toda aquella majestuosidad fantástica que a otra cosa.
Igual me pasó muchos años más tarde con “Olvidado Rey Gudú” de nuestra querida Ana María Matute. En este caso, lo reconozco, se debió sobre todo al hecho de que aquí es la propia autora la que describe la localización de la historia en algún punto de la Europa central allá por el medievo. Que en la actualidad no podamos saber cuál es exactamente ese lugar y en qué momento concreto existió, se debe únicamente al hecho que expresa el mismo título de la obra: se trata de un reino olvidado por todos.
Estoy más que convencido de que lo que os cuento es la principal razón por la que estas dos novelas son mis favoritas en lo que a fantasía se refiere desde siempre. Ni que decir tiene que, el que en algún momento de mi dispar carrera literaria yo consiguiera algo similar en la mente de un simple lector, sería lo más grande a lo que podría aspirar como escritor.
Debo añadir, en honor a la verdad, que no creo que lo logre jamás.

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Sep 112013
 
 11 septiembre, 2013  Publicado por a las 11:11 Tagged with:  2 comentarios »

Si un día, de repente, sin previo aviso, como por arte de magia, aparece un mensaje en tu ordenador en el que te piden que escribas un mínimo de 200 palabras sobre lo que te sugiera la frase mundos de fantasía, ¿tu que harías?. Podrías escribir un mini relato fantástico en el que el bueno al final muere (ahora está de moda), podrías dar consejos sobre cómo, dónde, cuando y porqué escribir fantasía. Podrías hacer referencia a aquella novela que despertó en ti la necesidad o la fascinación por los mundos fantásticos. Podrías hablar sobre la necesidad de creer en algo mejor o peor de lo que ves día a día. De Aones, de dragones, de Bodarita, de molinos que son gigantes, de Ember, de niños mentirosos y sus consecuencias. Demasiado amplio…

MomentosCierro los ojos, pienso en tantas y tantas historias escritas por otros tantos hacedores de fantasía. En las palabras que nunca llegaré a leer (no por ganas sino por falta de tiempo). En frases que me inspiren, en anécdotas que me den pie para contar una historia, en conocidos que se transformen para crear un nuevo personaje, en personajes que otros crearon. Pero nada. No pasa nada. No vienen a mi mente mundos maravillosos o terribles, ni historias con un principio, un desenlace y un final o algo que pueda medio parecerlo. A veces, muchas veces, dejo pasar los días a la espera de una idea genial que no llega. Sin darme cuenta la vida, mi vida se va llenando de momentos, de viajes, de palabras, de imágenes, de conocidos y amigos, de sentimientos, de olores, de sonidos que me hacen crecer.

Así que, me siento frente a una hoja en blanco, con un boli bic azul o frente a la pantalla de mi ordenador bajo la suave luz que entra por la ventana del ático, con el teclado rozando mis dedos y mi humeante taza de té impregnando el ambiente con su aroma o mi fiel cervecita burbujeando en tonos dorados. Desplazo la mano derecha hasta el ratón y, después de buscar unos minutos, le doy al play de alguna recopilación de esas que guardo sin mucho orden en el interno cerebro de mi solícita máquina. Y cuando la música comienza, vuelvo a cerrar los ojos.

Y es entonces, en ese mismo momento, sin aparente orden ni concierto, cuando imagino mundos de colores, grises, preñados de sol o neblinosos llenos de la nada más absoluta. Mundos inspirados por la música; personajes con los que quisiera pasar las horas y los días compartiendo silencios e historias, pues algunos me adentran en su universo como si lo estuviera viviendo, aunque otros escupen sus palabras y llego a odiarlos, y por el poder que me confieren las letras acabo con ellos, o no; calles de ciudades oscuras, caminos de verdes parajes, pequeñas casitas acogedoras o fríos pisos inhabitados; seres que podría encontrar a la vuelta de la esquina o en mis peores pesadillas. Todo podría ser así o al revés, porque es lo que tiene la fantasía, que es fantasía y puedo imaginar y dejar que mi mente siga creando mundos.

Nunn

Nunn Ya de niña tenía la cabeza en las nubes. Con el paso del tiempo fue perdiendo las nubes y ganando en sabiduria, realista e inocente a la vez. Buscadora y recolectora de todo aquello que pueda serle útil, comienza el día al amanecer como las alondras porque el sol es su energía y recorre las tierras buscando hierbas, setas y manantiales.
Puedes encontrarme en Tierra Quebrada

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Ago 022013
 
 2 agosto, 2013  Publicado por a las 11:11 Tagged with: , ,  2 comentarios »

Posiblemente la mente del lector busque las referencias clásicas cuando nos referimos a un mundo fantástico. Es muy evidente que tanto Tolkien, como R. E. Howard y otros autores asentaron las bases de lo que en estos momentos conocemos como literatura fantástica. La creación de nuevos mundos, poblados de seres extraordinarios extraídos de la imaginación, más o menos fértil, forma parte de la base de toda historia basada en la fantasía. Pero, desde mi punto de vista, utilizar este argumento se me antoja ya muy manido, puesto que creo que se ha sobreexplotado demasiado.

Existen tantos mundos de fantasía como autores del género, pero prácticamente casi todos comparten multitud de elementos comunes entre sí: orcos, trasgos, magos, elfos, dragones, enanos, huargos, lobos, grandes águilas… Si enumeramos las criaturas que poblaron la Tierra Media, Hiperbórea o Narnya (sólo por citar unos cuantos), encontraremos un largo popurrí de ellos en casi todos los “nuevos mundos” de fantasía. Quizá sea mucho más atractivo para el lector crear un mundo fantástico lo más realista posible… y aún así se me antoja una labor demasiado complicada, he de reconocer. Si buscamos los estereotipos de la fantasía más comunes para buscar la complicidad del lector… ¿Por qué buscar lejos de nuestro mundo?

Un mundo de fantasía muy real, por Dawn Endico

Un mundo de fantasía muy real, por Dawn Endico


Para mí es mucho más sencillo nadar en las fuentes históricas y utilizar el mundo actual para crear mi propio mundo de fantasía. Reconozco que soy un apasionado de la historia, y se me hace sencillo buscar y rastrear en los libros toda la documentación que sea necesaria para ambientar mis historias dentro de un contexto histórico.

¿Para qué inventarme unas Montañas Nubladas, si tenemos a nuestro alcance los Alpes, los Pirineos, los Cárpatos y tantas cadenas montañosas que no le van a la zaga? Tratamos de crear una poderosa ciudad medieval, al estilo de Minas Thirith, cuando tenemos a nuestro alcance la maravilla sin igual de Constantinopla, o las ciudades medievales como París, Roma, Praga, Toledo, Sevilla, etc. Si nuestros personajes deben atravesar un Gran Río, ahí tenemos al Rhin, al Elba, el Tajo y otros tantos ríos exuberantes. Queremos crear un bárbaro venido desde las regiones de Cimmeria, cubiertas por el manto eterno de la nieve… y tenemos a nuestro alcance todos los países nórdicos, cuna de los temibles vikingos y otros clanes de guerreros.

Los orcos, trasgos, huargos y demás pueden ser demonios surgidos desde algún oscuro infierno, invocado por su señor oscuro… y a lo largo de toda la Europa Medieval las torres solitarias pueden ser extraordinarios cubiles de seres demoníacos al más puro estilo de R. E. Howard. Queremos que nuestros personajes visiten mundos orientales exóticos, y ahí tenemos el mundo musulmán de Al-Andalus, las ciudades deslumbrantes de Bagdag, Marrakesh, El Cairo… Si deseamos que nuestros personajes exploren las tumbas olvidadas de una civilización extinguida… ahí tenemos los túmulos celtas, prerromanos, visigodos, los túmulos del Antiguo Egipto, las tierras de Mesopotamia y sus antiquísimos imperios nacidos en los albores de la historia. ¿Queremos un mago en nuestra aventura? Desde el clásico druida, o el monje misterioso versado en terribles rituales oscuros, o el alquimista siniestro del Bazar de Damasco, o quizá el sabio Rabino que habita en las callejuelas del barrio judío de Praga. ¿Queremos huargos? Se podría decir que prácticamente toda Europa fue territorio plagado de lobos de todos los tamaños y clases. Los bosques que se extendían en todos los rincones de los reinos cristianos podrían rivalizar con El Bosque Negro de la Tierra Media… y la considerable extensión sin explorar de muchos de estos territorios podrían acoger cualquier reino olvidado.

Creo que si se acude a las fuentes históricas, conjugar fantasía con historia te permite crear un mundo extraordinario, palpable por el lector pero plagado de numerosas sorpresas. Por mi parte, El Mundo de las Sombras, donde cohabitan los vampiros, inmortales, hombres lobo, magos, demonios y otras criaturas con los humanos durante la Europa Medieval, interactuando en el mundo histórico y estableciendo esa base histórica como contexto principal de nuestro mundo, es fascinante y un reto precioso. Quizá sea muy necesario un buen trabajo de documentación histórica, lo reconozco, pero los resultados del mundo de fantasía que puedes crear los tienes ahí, al alcance de tu mano. Por supuesto que existen muchos mundos de fantasía que han obtenido excelente resultado, pero siempre se parecerán al mundo creado por otro autor anteriormente. Y, si tienes que inspirarte en algún mundo ya creado… ¿por qué no hacerlo con nuestro propio mundo?

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Jul 292013
 

Todas las noches me siento en mi silla, delante de mi portátil y con la tenue luz que me proporciona una lámpara que tengo justo detrás. Como no estoy solo en casa me pongo los auriculares y busco, o entre mi música, o en algún canal de Youtube, la música de la jornada de trabajo (normalmente algo épico, como Hans Zimmer). Cierro los ojos unos segundos y absorbo las vibraciones que hay en el ambiente.

Cierra los Ojos


Cierra los Ojos, por David Revoy

Cuando los abro ya no estoy en mi habitación: el frío suelo gris se ha convertido en un manto de fresca hierba verde, el techo es un inmenso cielo azul por  el que vuelan jinetes montando a sus dragones. Enseguida llega mi corcel, lo monto raudo, saco el arco, preparo una flecha, disparo y acierto entre los ojos del pérfido nigromante que intenta conjurar un ejército de malvados esqueletos para dominar el reino. Sigo cabalgando, hasta que llego a un lago de aguas cristalinas donde las ninfas de los bosques cantan y bailotean… La suave brisa invita a tener un plácido sueño. Bajo de mi corcel, me tumbo en la hierba y cierro los ojos.
Cuando los vuelvo a abrir, ante mí, hay mecanografiadas hojas y hojas de las aventuras de algún valiente caballero, o de alguna intrépida y aguerrida doncella, que buscan saciar su sed de aventuras en el mundo que poco a poco voy creando.

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