Mar 222013
 
 22 marzo, 2013  Publicado por a las 11:11  Añadir comentarios

Estaba claro que la información que le había entregado Mathias Sandorf en la taberna tenía que ser real, de otro modo aún seguiría con vida. El frío aún entumecía sus manos cuando consiguió descifrar el mensaje pero ese sólo era el primer paso.

Hacía un par de semanas alguien en algún lugar había conseguido información sobre el paradero del desconocido cuadro «La batalla de Anghiari» de Leonardo. Lo único que sabía Cornellius Tamphels de esa batalla y del tal Leonardo era lo relativo a un fresco inacabado del 1505 del que nadie había visto ni oído nada. Al menos nadie que estuviera con vida para contarlo.

Pero todos estos detalles carecían de importancia para Cornelius, alguién estaba interesado en el cuadro y pagaba muy bien. Demasiado bien a juzgar por el generoso adelanto que le había dado. Y demasiado impaciente por obtener resultados, la especialidad de Cornelius.

Al parecer Leonardo había trabajado en el cuadro a la vez que realizaba el fresco. Había compartido estancia con un tal Miguel Ángel encargado de pintar otro fresco en la misma sala aunque parecía bastante improbable que estuviera relacionado con el actual paradero del cuadro. Era bastante probable que además estuviera muerto como el tal Leonardo.

A decir verdad toda esta información adicional a Cornelius le importaba lo mismo que la insignificante existencia de las hormigas rojas peludas de la isla Calavera.
Era un hombre de pocas palabras y mucha acción. Sólo tenía que encontrar a la persona adecuada y utilizar sus dotes de persuasión para seguir avanzando en la investigación.

El afortunado fue un tal Smith, John Smith, traficante de arte afincado en Matalascañas. Llevaba varios años disfrutando del spanish way of life, paella, sangría y un pisito en la playa.

Era una noche fría y oscura como lo había sido la anterior y la anterior de la anterior. No llovía pero nada hacía pensar que no pudiera hacerlo en cualquier momento…
– Cornelius que te trae por aquí- balbuceó John cuando vió el rostro de Tamphels a sólo unos metros del suyo.
– Ya sabes – contestó Cornelius- he estado hablando con gente, alguien ha dicho algo y como casi siempre que se habla de arte tu nombre ha aparecido en la conversación…
– Siento no poder ayudarte esta vez, llevo varios años retirado del negocio del arte
-Y ¿cómo sabes que vengo a preguntarte por arte John?- inquirió Cornelius en un tono más severo
-Eso, eee, es lo que acabas de decir ¿no?- respondió con voz quebradiza. Empezaba a venirse abajo y Cornelius era un experto en detectar estas señales en sus interlocutores. Sólo le falta darle el toque final y soltaría todo lo que necesitaba oír.

-Mira bien esta imagen John e intenta ser breve, rápido y concreto. No tengo más tiempo para perder contigo.

Batalla Anghiari

Batalla de Anghiari 1505

Creo que se trata del famoso cuadro de Leonardo da Vinci «La batalla de Anghiari» pintado alrededor del año 1505. Desapareció. Nadie sabe nada… en ese momento John notó un agudo y extremo dolor cerca de la C5. Soltó un grito de dolor y el pánico se apoderó de él. No podía mover su brazo izquierdo, no sentía nada.

-Tranquilo John, pasará. Sólo dime lo que necesito saber. No es un buen momento para jugar al ratón y al gato.
-Esto es todo lo que tengo- dijo alargándole con su mano temblorosa tres trozos de papel medio arrugados.
-Maldita sea !!! otro rompecabezas- gritó Cornelius mientras se alejaba dejando caer el pesado cuerpo de John al suelo. Había empezado a llover de nuevo y nada hacía pensar que fuera a parar pronto…

Maldito Rompecabezas!!! exclamó Cornelius


¿Quién tiene el cuadro de la Batalla de Anghiari?

¿En qué pueblo está escondido el cuadro?

Nombre

E-Mail

Datos del Enigma
Nombre: El enigma de la Batalla de Anghiari
Código: 2013.03.22.01
Fecha de publicación: 22.03.2013
Dificultad: Enigmas para el pueblo
Recompensa: 170 puntos de experiencia para los 3 primeros en resolver correctamente todo el enigma. 1 Quebrantin de plata para el primero en resolver el enigma.
El enigma de la batalla de Anghiari
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Aven

Historiador y Aventurero de día, Mago y Guerrero de noche siempre me ha gustado combinar la afilada hoja de mi espada con una bola de fuego o una tormenta de rayos.
Son... argumentos contundentes.

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