Habilidades frikis en situaciones cotidianas.
He trabajado en cosas que nunca creerías… He subido a niños a lo alto de un mástil y les he gritado que siguiesen adelante cuando el terror los paralizaba; he encendido fuego a chispazos sobre un montón de cortezas bajo la lluvia; he seguido rastros a través del bosque en una versión cazadora de “el escondite”; les he enseñado a disparar un arco, a hacer trabajo de equipo y les he demostrado que cuando la lluvia arrecia, la felicidad es tener un techo y un cacho de queso.
Cómo he llegado a esta situación, os preguntaréis. Rebobinemos…
En episodios anteriores…
– No hay guebos para que pongas tus fotos haciendo frikadas en un currículum y mandarlo.
– ¿¡Que no hay güebos!? Mira: la del arco, la de la cota de malla, la del despeñamiento por una ladera, la de la batalla y la de las cabras persiguiéndome por la carretera… Todas enganchadas a mi currículum con explicación del patetismo que están presenciando: rol, softcombat, excursionismo, tiro con arco, recreación. ¿Que no me crees capaz? – “click”–. Hale, ¡mandado!
– Jejejeje…. JAAAAAJAJAJAJA…
– Por Crom, ¿qué he hecho?
Un día más tarde. Teléfono.
– ¿Diga? Digoooo… Jelou?
– Jelou, ui col iu from yada yada yada yada. Ui ricif iur kurrikulum and ui uil be plisd tu jaf an interfiu uiz iu tumorrou…
– Eeej…? Chust a moment…
Tapando el auricular
– Hooooooooooostia puta. Que me han llamado para una entrevista de trabajo.
Destapando el auricular.
– Yes, ai will be der. Tumorrou, diez in de morning. Zank iu.
Momento de reflexivo silencio…
– Están locos estos británicos.
Una entrevista después, decidieron que yo era el perfil perfecto e iniciaron mi entrenamiento. Pues sí, chavales, no es coña. El hecho de atizarme gomaespumazos, algo que en España tendría que esconder si pretendo ir de tipa fiable, en tierras británicas me ha procurado un trabajo. La tarea consiste en recibir niños en una reserva natural y enseñarles habilidades poco comunes. Me pedían buenas capacidades para tratar con niños (sé maestra interina en España durante diez años y luego me lo cuentas) y mucha adaptabilidad para diferentes tareas… así como cierto sentido de la aventura (consulten las fotos adjuntas). Esto último fue muy patente cuando iniciaron mi entrenamiento: orientación, mountain bike, primeros auxilios, rastreo de animales, trampas, high ropes y escalada. El tiro con arco no se me incluyó porque demostré contra una diana los px que ya tenía gastados en ello.
“Migomisma”, me dije un día después de encender fuego a chispazo limpio sobre cortezas, “creo que los guiris estos te han contratado para convertirte en el perfecto ranger de D&D”. Pero dos partes del entrenamiento me hicieron dudar de esa teoría: circus skills (sí, han intentado enseñarme a hacer malabarismos, y soy una negada) y las High Ropes. What cojones son unas High Ropes, os preguntaréis. Pues son varios mástiles dignos de una fragata, con cuerdas y aparejos colgando entre ellos, por los que trepar a la nada sana altura de trece metros (arnés, you are my very best friend). La parte más interesante fue cuando me pidieron que saltara al vacío desde una plataforma sobre un mástil, para agarrarme a un trapecio. Mi chirrido de terror creo que resonó por todo el lugar. No agarré el trapecio. En mi descargo diré que hubo quien ni siquiera saltó.
En España, ni harta de vino habría mandado fotos mías con actividades roleras varias a una oferta de trabajo. Pero estoy en Reino Unido. Aquí, el jugar a tableros, a rol, o atizarse gomaespumazos no está mal visto. De hecho, se considera que los buenos estrategas juegan a tableros. Y también se considera que las maestras que se precien están dispuestas a hacer de todo: desde disparar un arco, hasta saltar desde lo alto de un mástil al vacío.
Están locos estos británicos.
Mauge Gala
P.d.: esta fue una de las fotos con las que ilustré mi currículum.
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