Survival Zombie: 1500

Otro apestoso bar de carretera. Afortunadamente no hay rastro del seat familiar negro y no me queda ningún coche que puedan volar por los aires. Y está Gorka. Un tipo con recursos, demasiados para trabajar de oficinista 10 horas al día 6 días a la semana. Pero es un tío simpático y si no fuera por él ahora mismo no estaría aquí disfrutando de la compañía de un camarero extrañamente parecido al del anterior bar y de un camionero que a juzgar por su aspecto lleva varios días bebiendo sin moverse de su asiento.

Por lo que me ha contado le pillaron un día saliendo del trabajo. Una noche oscura, un callejón vacío y se despertó en una magnífica celda con todas las comodidades que uno puede esperar por el precio que paga. No recuerda nada más hasta que se abrieron las puertas y empezó el festín.

El tipo barbudo nos mira y escupe en el suelo con una muestra de desprecio. Tambaleándose logra llegar hasta la puerta de los retretes, demasiada cerveza incluso para sus 130 kilos y sus años de entrenamiento frente al televisor.

Necesito respuestas y las necesito YA!!!

El móvil vuelve a sonar. Pablo, tan oportuno como siempre. Su mensaje solo dice: «Hay alguien más interesado en los brotes de zombies, tienes que ver esto»

¿Quién es Pablo? pregunta Gorka después de apurar de un trago su jarra.

Pablo es uno de esos tipos que te gustaría tener a mano en cualquier apocalipsis zombie. Capaz de sobrevivir durante varias semanas en los rincones más inhóspitos del país, condecorado varias veces con la cruz del mérito militar. Capaz de correr los 100m en once coma, y con unas estadísticas impresionantes en el campo de tiro, 99.9% de aciertos con armas blancas, ballestas y arcos, y 99.8% de aciertos con armas de fuego frente a objetivos móviles en campo abierto, zonas urbanas, de noche y bajo presión. Ese tipo podía dispararle con lo que fuera a lo que fuera y dejarlo tieso de un solo tiro. Estaba claro que ser militar a parte de ser su trabajo era su pasión.

Lo conocí hace apenas un par de meses en el supermercado de la esquina. Lo recuerdo como si fuera ayer mismo. Era una noche fría y oscura como lo había sido la anterior y la anterior de la anterior. No llovía, pero nada hacía pensar que no pudiera empezar a hacerlo en cualquier momento…
El humo en aquel pequeño antro impedía ver nada más allá de la barra, donde las jarras de cerveza salían llenas y llegaban vacías. Había acabado con el último twinkie de mi reserva, así que salí del bar con paso firme y entré en el supermercado de la esquina. Mis sospechas se confirmaron, esa sombra que aguardaba pacientemente al otro lado de la calle me estaba siguiendo pero el supermercado sería un buen lugar para cazarlo.

¿Por qué estaría tardando tanto en entrar?

-Disculpe joven-, me sorprendió por la espalda un anciano de unos 68 años a punto de jubilarse.

Joder, si es el tipo del otro lado de la calle y parece salido de un geriátrico… ¿cómo ha podido sorprenderme de esta manera?

-Tengo algo que tal vez pueda resultarle interesante- y me dejó inconsciente de un gancho en la barbilla.

El gancho no me resultó demasiado interesante pero segundos después, cuando recobré el conocimiento, tenía junto a mi un sobre con información clasificada del ejército. Parecía que estaban haciendo un seguimiento muy detallado de los brotes del virus en España. Fotos, lugares, incluso tenían varios estudios clínicos de su evolución en pacientes. Una secuencia de fotos cada hora no dejaba lugar a dudas, la infección era muy rápida y el paciente empeoraba demasiado deprisa como para poder salvar su vida una vez infectado.

La segunda vez que coincidimos no fue muy diferente. Llovía y no tenía intención de dejar de hacerlo, directo a la mejilla, ko durante unos minutos y otro sobre con más información. A decir verdad ese tipo al que decidí llamar Pablo de todos los Puños, era mi mayor fuente de información. Tendría que hablar con él más de un minuto la próxima vez.

Durante semanas nada y como un demonio aparecido de las entrañas de la tierra allí estaba a las 15:47 en punto para tomarse un café pocos días antes del incidente de Alameda de la Sagra.

-Supuse que tendrías curiosidad por conocerme un poco mejor- dijo mientras añadía -con dos terrones de azúcar y un twinkie de tu reserva especial.

¿Como sabía ese anciano que tenía twinkies edición limitada? El caso es que tras varios chupitos de orujo me contó su pasado en el ejército, el accidente en el laboratorio 4 y que estaba esperando tranquilamente una jubilación que parecía que no iba a llegar nunca. Esto y su innata habilidad para convencer a cualquier persona, incluso a su vecino del quinto para que hackeara algunos servidores aparentemente elegidos al azar, como la agencia de meteorología o loterías y apuestas del estado.

– ¿Y que hay en el video?- preguntó Gorka

– Es la entrevista con el equipo 1500, uno de los pocos equipos supervivientes al primer incidente de Mondéjar.

Pablo tenía razón, este material es muy bueno. Si es cierto lo que dicen, los militares sabían algo que el resto de la población desconocía y están demasiado implicados. Y luego está ese tipo de pelo castaño, ese tal Diego.

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Aven

Historiador y Aventurero de día, Mago y Guerrero de noche siempre me ha gustado combinar la afilada hoja de mi espada con una bola de fuego o una tormenta de rayos.
Son... argumentos contundentes.

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