Cornelius Tamphels, es el encargado de investigar cada nuevo brote y su misión es descubrir porque, cuando y dónde tendrá lugar el siguiente.
Si quieres participar te recomiendo que consultes la página oficial. www.survivalzombie.es dónde encontrarás, todas las fechas y lugares de las siguientes infecciones.
Otra vez encerrado, pero lo peor no era estar aquí en una pequeña habitación sin ventanas y sin apenas luz, lo peor era el hambre cada vez mayor que le impedía pensar con claridad. A pesar de eso no creía que su situación ahora fuera mucho mejor que hacia varios meses cuando estaba encerrado en el laboratorio #5. Es cierto que no tenía ningún zombie en la habitación de enfrente pero tampoco le importaba demasiado, necesitaba hincarle el diente a algo tierno y jugoso y un zombie no es la mejor alternativa en estos casos. Un buen filete serviría pero nadie servía filetes en la habitación de invitados. A decir verdad tenía que conformarse con algo parecido a un twinkie de las raciones de campaña de ese maldito mercenario apostado en la puerta y agua. Tenía que encontrar una salida pero empezaba a tener hambre otra vez, un hambre voraz y eso le impedía pensar con claridad. Seguro que eC podía conseguirle algo mejor que un twinkie rancio, aunque tal y como habían transcurrido los acontecimientos tampoco lo tenía demasiado claro. Pero lo primero era lo primero tampoco deseaba permanecer más tiempo del necesario encerrado en ese maldito cuarto.
Un par de archivadores de más de 20 kilos podrían servirle.
Los colocó como tantas otras veces había hecho con las fichas de dominó que le había regalado su padre en su decimotercer cumpleaños. Nunca habría imaginado que ese desafortunado regalo sería su llave hacia la libertad algún día.
Ahora solo tenía que atraer a la víctima hacia la puerta y mantenerla allí el tiempo suficiente para que la gravedad se encargara del resto. No podía fallar.
Otra vez esa necesidad imperiosa de morder un cacho de carne jugoso y tierno. Debía aprender a controlar esos impulsos que le impedían pensar con claridad sino nunca saldría de allí.
Empezó a rebuscar en los cajones de los archivadores, era algo casi mecánico, una rutina aprendida tras años de trabajo en una oficina rodeado de ellos y después de varios cajones y algunos minutos encontró un pequeño mechero. Si, eso podría servirle.
Juntó un pequeño montón de papeles en la puerta y les prendió fuego.
¿Qué pasaba, el guardia estaba dormido? Se iba a quemar todo el edificio joder, alguien tenía que entrar allí con un extintor sino el primer plato del día sería Cornelius a la parrilla. Empezaba a pensar que tal vez no hubiera sido una idea muy brillante prenderle fuego a la habitación de invitados cuando se oyó un ruido en la parte exterior de la puerta. Era su momento, un pequeño empujoncito al primero de la archivadores y… en ese momento se abrió la puerta de par en par. Allí estaba el mercenario intentando apagar esos cuatro expedientes de regulación de empleo con el pie, cuando vio lo que se le venía encima. Un archivador marca Acme de más o menos 20 kilos. Cornelius ya empezaba a saborear su recién adquirida libertad cuando el último de las archivados que empezaba a caer encima del sorprendido mercenario chocó contra el marco de la puerta. Había calculado mal las distancias, al final tantas horas invertidas con las fichas de dominó no habían servido para nada.
El mercenario soltó una enorme carcajada seguida de varios insultos hacia Cornelius.
-Jajajajaja, así que aquí el eminente matemático ha intentado aplastarme con una archivador marca ACME, jajajaja, pardillo ahora nadie te va a librar de una buena paliza hijo de la gran…
Tal vez el mercenario no debería haberse quedado debajo de un archivador de casi 20 kilos escupiendo insultos y riendo como un poseso. El marco de la puerta cedió y atrapó al ahora menos sonriente mercenario debajo. Aunque eso no lo retendría por mucho tiempo, Cornelius tenía que actuar con rapidez. Saltó sobre el archivador aplastando un poco más a su recién amigo que no dejaba de maldecir y mientras lograba alcanzar la calle aún oía algo referente a su culo y a su cabeza aunque no pudo determinar el orden exacto de las palabras. Volvía a ser libre y debería andarse con mucho cuidado si quería que su situación actual se prolongase en el tiempo.
Desde que había empezado a hacer avances en sus investigaciones sobre los brotes zombies las cosas habían ido de mal en peor. WRG había puesto precio a su cabeza, eso solo confirmaba sus teorías respecto a las pruebas y experimentos que se realizaban en sus laboratorios y en cualquier ciudad de España. Ahora había que añadir a la lista a Pablo, un ex-mercenario que le pasaba información y que decidió volver a su antigua profesión, demasiado pronto para su gusto, y al parecer también quería montar su propio laboratorio para jugar a médicos y enfermeras y su recién adquirido amigo, a esas alturas ya se habría librado del archivador marca ACME pero su orgullo no se recuperaría tan rápido y luego estaba lo de la cabeza y el culo. Estaba claro que su situación lejos de mejorar empeoraba día a día, aunque ahora mismo no podía estar seguro, no podía estar seguro de nada, solo tenía hambre y necesitaba comer.
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