Cornelius Tamphels, es el encargado de investigar cada nuevo brote y su misión es descubrir porque, cuando y dónde tendrá lugar el siguiente.
Si quieres participar te recomiendo que consultes la página oficial. www.survivalzombie.es dónde encontrarás, todas las fechas y lugares de las siguientes infecciones.
Siempre ocurría lo mismo cuando llegaba a una ciudad nueva. La gente me miraba como si fuera un extraño. Los perros olisqueaban el aire y cambiaban de acera, y los gatos, los gatos me clavaban su mirar penetrante como si pudieran leer en mi interior antes de escapar corriendo.
Afortunadamente los sentidos de los humanos no están tan desarrollados. Seremos más inteligentes pero hemos perdido nuestro instinto animal. Bueno, al menos la mayoría. Existen muchos casos documentados en que parece ser que lo único humano de los sujetos analizados era su aspecto, el resto era una combinación fatal de instinto animal y falta de cerebro.
Viendo el éxito en la calle mi mejor opción para pasar desapercibido y conseguir algo de información sobre el doctor Pérez eran los bares. Si, una mezcla de negocio ilegal, oficina de información y lugar de descanso que muy pocas culturas han sabido reproducir a lo largo de la historia.
Cualquiera valdría. En realidad lo único importante era que no fuera un bar de carretera desierto y que los camareros no tuvieran intención de sacar un bate de debajo de la barra. Eso era un detalle importante.
Cruce de Caminos. Recuerdo que ese nombre llamó mi atención. Eso y un tipo con una extraña bata blanca que entró en el local minutos antes que yo. ¿Un científico en un bar de blues? Eso resultaba demasiado sospechoso como para dejar pasar la oportunidad de averiguar más.
El tipo estaba sentado en una de las mesas menos iluminadas del local. Al fondo a la derecha. Parecía que estaba esperando a alguien pero no tenía claro quién era ese alguien. Después de un par de cervezas parecía claro que, o su contacto no iba a venir, o no tenía ni la más remota idea del aspecto de ese tipo.
Había que intentar una maniobra 232. Yo sería su contacto, al fin y al cabo estaba buscando a un científico y por su aspecto ese parecía uno de los buenos.
-Buenas tardes doctor.
-¿Eh? ¿Y tu quién eres?
-Soy la persona a la que estabas esperando. La Corporación me ha enviado a recoger el paquete.– Había que arriesgarlo todo, a fin de cuentas demasiadas cosas podían salir mal. Podía llegar el contacto, podía reconocerme del laboratorio #5…no tenía nada que perder.
-Has tardado demasiado. Hace una hora que deberías haber llegado. El compuesto es muy inestable aún, las pruebas serán este fin de semana y tiene que haber suficientes sujetos infectados.
-Ya sabes como está el tráfico con la vuelta de las vacaciones, nada que deba preocuparte.
-Perfecto, entonces no tendrás problemas en enseñarme tu mitad del billete.
-¿Mi mitad?
-Si, aquí está la mía.
Podían haber fallado muchas cosas. Debería haber llevado un vestido negro con una rosa amarilla en la solapa. Tendría que haber hablado del tiempo en Estocolmo cuando las primaveras son frías o incluso enfrentarme a un escáner de retina. Pero parecía que habían recurrido a uno de los antiguos métodos del KGB, un trozo de billete. Lo más preocupante sin embargo era ese trozo de billete que el científico sostenía entre sus manos. Se podían leer claramente las iniciales RG… estaba claro que no eran rublos, ni euros, ni ningún billete de curso legal.
Podría haber sido cualquier trozo de papel impreso pero la calidad de la impresión, los detalles y los elementos de seguridad que llevaban hacían pensar en una moneda de curso legal. A eso había que añadir el desgaste del billete, parecía que alguien llevaba tiempo utilizándolos.
La maniobra 232 había fallado. Las posibilidades de llevarla a cabo con éxito eran realmente escasas pero ni siquiera había conseguido mantener una conversación con ese tipo.
La puerta del bar se abrió de nuevo. Dos tipos con gafas de sol y un maletín empezaron a rastrear el local en busca de alguien. Los contactos del científico habían llegado. Era el momento de salir de allí por patas antes de que la cosa se pusiera más fea.
-Perdón, lo habré confundido con un doctor amigo mío, ya pago yo la cuenta.- Y con un rápido movimiento le robé el trozo de billete y empecé a correr hacia la ventana opuesta a la puerta de entrada. Si conseguía llegar a ella antes que los dos tipos de la entrada tendría una oportunidad.
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