Oct 262015
 
 26 octubre, 2015  Publicado por a las 11:11  Añadir comentarios

Prólogo

»Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo…
No veo de dónde procede esa voz de mujer; a mi alrededor todo es oscuridad. Sé con certeza que la conozco, que me es familiar, pero estoy demasiado cansado para intentar recordar.
Me duele el pecho y me cuesta respirar.

»Bendita eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús
La mujer continúa rezando… ¿Lo está haciendo por mi? Su voz está cargada de un dolor y una agonía mucho mayor que la que siento. En cada verso tiene que parar para tomar aire…
Quiero abrir los ojos y pedirle que descanse. Quizá yo no tenga salvación, pero ella todavía puede continuar con su vida…
Relatos de Fantasía - Babel
»Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores…
Serrah, sí, así se llama, aunque es curioso que me acuerde, porque mi nombre creo que hace tiempo que cayó en el olvido, como mi cara, incluso mi propia voz. Para mi, mi existencia ha quedado reducida a oscuridad y dolor; bueno, a partir de hoy, oscuridad, dolor y su nombre.

»Ahora y en la hora de nuestra muerte, Amen.
Mi martirio cesa de repente. Siento algo extraño… Mi alrededor se vuelve más afable y el frío que cala mis huesos desaparece. Veo una luz al final y a una silueta humana. ¿Es Serrah? No, esa persona tiene alas y se acerca a mi volando. Estiro mi mano ─o al menos eso creo que hago─ y toco la del ángel. Mi mente empieza a reproducir toda mi vida: veo la cara de mis padres, la de mis amigos, la de Serrah…

─Tranquilo, todo ha terminado. Ven conmigo…
La voz del ángel me reconforta, pero el saber que voy a dejar a mis seres queridos me lacera el corazón. Nunca había perdido la esperanza de volver, de despertar… Dudo durante unos instantes, pero sé que es lo mejor, tanto para mí, como para ellos… Todos vamos a descansar, finalmente.
La voz de Serrah apenas es audible… y la oscuridad se vuelve luz…

1 – Despertar.

─¡Doctor, doctor! ¡Está despertando!
No sé de quién es esa voz, pero me resulta demasiado aguda e irritante. Al abrir los ojos una fuerte luz me obliga a cerrarlos de nuevo. Solo he podido ver una silueta casi encima mío y a otra algo más alejada.
─¿Qué… pasa?
Me siento algo desorientado, me duele la espalda y tengo un sabor bastante amargo en la boca, como si llevase años sin beber.
─Tranquilo, está usted bien. ¿Puede decirme su nombre?¿Recuerda como se llama?
─Nael.
─Está bien, Nael, yo soy el doctor Azazel. Se encuentra en el Hospital Central de Paraíso. Sufrió un accidente en su puesto de trabajo. ¿Lo recuerda?
Intento acordarme de que trabajo, pero nada…
─No.
─Está bien… No hay problema…. ¿Puede abrir la boca?
Sin esperar a que obedezca, mete un depresor y empuja mi lengua hacia abajo. Poco a poco mi visión se va aclarando. El doctor Azazel ─su semblante sereno me deja claro que forma parte del rango de Virtudes, los más serviciales de Paraíso─ me examina detenidamente y con un gesto de su cabeza hace que la persona que hay tras él se acerque, me agarre del brazo y me inyecte un líquido en la vía que llevo.

El enfermero ─aseguraría que un Potestad─ me toma las constantes vitales, me ayuda a incorporarme y examina mis alas.
Un dolor lacerante recorre mi cuerpo con cada roce de sus manos y empiezo a pensar que es demasiado brusco, quizá me haya equivocado y sea un Principado…
El doctor y el enfermero hablan entre ellos. Dicen cosas como que tengo que reposar, le lista el tratamiento que he de seguir y luego me mira.
─Verá, Nael… ─intento ponerme cómodo, pero las alas me duelen mucho─ Lleva tres días inconsciente. Fue encontrado tirado en la zona de obras de Babel y fue su compañero, el que avisó a los servicios de emergencia. ¿Recuerda usted algo?
¿Herido en la zona de Babel? Intento pensar, pero solo consigo que me duela la cabeza. El doctor parece entenderlo y me mira con condescendencia.
─No se preocupe, es normal que no recuerde cosas ─me pone la mano en la frente y me ayuda a recostarme─. Es probable que el cuerpo de Serafines se acerque para hacerle algunas preguntas. Le recomiendo que no se esfuerce y si el agente persiste, me llama inmediatamente. Sé lo insistentes que pueden llegar a ser…
Asiento con la cabeza y cierro los ojos. Me molesta la claridad.
El doctor se marcha sin más y me deja solo.
Poco a poco me quedo dormido.

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Babel: Despertar
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Simón Bellido Fernández

Yo antes era como vosotros, un hombre “responsable”, con mi trabajo, mis obligaciones, mis aficiones… Hasta que encontré la puerta que me llevó hacia allí.
Y empezó mi nuevo trabajo, dar forma a aquel mundo salvaje. Dibujé, diseñé, escribí y moldeé, todo para volver Árilan un mundo mejor…

Recientemente ha publicado con 2.0 Books Tenebris, la primera parte de la saga El Círculo de Hefesto

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