Dic 262014
 
 26 diciembre, 2014  Publicado por a las 11:11 Tagged with: , ,  2 comentarios »

Buenos días aprendices y rastreadores de Tierra Quebrada hoy vamos a conocer un poco más a Néstor Bardisa, autor de El Despertar de Antaros.

Néstor Bardisa

Apasionado del genero fantástico, la cartografía, los videojuegos y la cultura japonesa, siempre soñó con crear su propio mundo, con ciudades, montañas y valles donde unos personajes surgidos de su imaginación vivieran grandes historias, y de ahí surgió el mundo de Undra, un lugar donde se juntan maravillosos e inhóspitos paisajes por los que perderse en pos de la aventura.


 
¿Por qué nombre te conocen los humanos?
Néstor. No me pidas que te lo traduzca a élfico porque lo tengo un poco oxidado.

¿Qué opinas del género de fantasía en nuestro país?
Desde hace un tiempo ha experimentado un auge impresionante. Es un cambio interesante, ya que tradicionalmente no era un género que gozara de un público amplio. Pero resulta irónico que este despunte repentino tenga que ver más con estrenos de películas como “El Señor de los Anillos” o de series como “Juego de Tronos” que por los libros en sí. No obstante, como autor de fantasía no me quejaré, es algo de lo que todos nos beneficiamos en mayor o menor medida (aunque a veces nos toquen las migajas).

¿Cuáles son tus obras literarias de referencia en el mundo de la fantasía?
Evidentemente tengo que mencionar a Tolkien porque fue su obra la que me incitó a escribir en parte, o más que a escribir a imaginar mundos propios. De hecho esa es la parte que más admiro de este autor en concreto, su capacidad creativa es de las más espectaculares que jamás he visto. En la actualidad, no obstante, sigo mucho la obra de Brent Weeks y Joe Abercrombie. Sus temáticas más oscuras y adultas me llaman poderosamente la atención, en especial los retratos psicológicos que hacen de sus personajes. Y por último Richard A. Knaak, su estilo dinámico es impresionante, sus historias si que “fluyen” de verdad.

¿Cuál fue el primer libro de fantasía que leíste?
Creo recordar que fue “El Hobbit”, aunque no estoy muy seguro. Llevo más de veinte años leyendo literatura fantástica y las fechas a veces son algo borrosas (en el mejor de los casos).

¿Cuál es tu personaje de fantasía preferido? ¿Por qué?
Entre mis preferidos se encuentran Durzo Blint de las saga “El Angel de la Noche” o el mítico Drizzt´Do Urden de Salvatore. Siempre me han atraído los antihéroes: personajes trágicos con un punto de cinismo y que en muchas ocasiones rebasan esa linea entre el bien y el mal. Una linea que no está nada clara. De hecho para la siguiente novela estoy trabajando con ese concepto del antihéroe.
Entrevista a escritores de fantasía
¿Qué es lo que más detestas al leer un libro de fantasía?
Con una obra de fantasía o cualquier otra, en realidad. Que me aburra, que no pase nada durante páginas y páginas. Los ritmos lentos que pueden llegar a ser exasperantes.

¿Desde cuándo escribes fantasía?
Empecé joven, a los trece años. Pero por aquel entonces mis capacidades literarias eran más bien escasas; y estoy siendo generoso con ese término. Sabía que tenía que mejorar y aprender muchísimo, así que por aquel entonces me dediqué a crear el mundo de Undra, y el boceto de la historia principal.

¿Cómo describirías tu estilo de escritura?
Un estilo dinámico, casi cinematográfico. No me gusta recrearme en descripciones largas, aunque eso no quiere decir que no haya, pero prefiero ir perfilando el mundo y todo lo que le rodea dando pequeñas pinceladas que sumerjan al lector poco a poco, sin aburrirlo pero atrapándolo al mismo tiempo, dejando al final de cada capítulo una nota de interés para que se enganche con el siguiente.

¿Cómo trabajas la creación de un mundo de fantasía?
Este apartado es algo en lo que invertí muchísimo tiempo, y creo que al final me ha dado frutos muy positivos. No solo me limité a crear un mapa con sus continentes, sino que también trabajé muchísimo las sociedades, las relaciones entre las razas, los reinos, sus lenguas y sistemas de gobierno y la historia propia y común que todos comparten. El mundo de Undra es muy vasto y he llegado al punto de crear toda una historia que abarca un par de milenios. Mi objetivo era construir un lugar suficientemente amplio e interesante que me permitiera contar historias dispares y diferentes entre sí siempre que quisiera La idea era que Undra respirara, que viviera y creo que eso lo he conseguido.

¿Qué consideras más importante en la escritura de un libro (argumento, personajes, mundo…)?
Es un todo, aunque es evidente que el argumento, tu historia principal es lo más importante, porque al fin y al cabo esto se trata de literatura, y la literatura es escribir. No obstante no pierdo de vista los demás aspectos, porque soy consciente que el aficionado o lector habitual de fantasía disfruta más de un libro cuando este va acompañado de todos los aspectos clásicos del género. Por eso he cuidado al detalle todos y cada uno de los elementos, como pueda ser el mapa, los reinos y sociedades, etc. Pero insisto, si no hay historia, no hay nada.

¿Le has cogido especial cariño a alguno de tus personajes? ¿Por qué?
Es imposible no encariñarse con algunos de ellos, en especial aquellos en los que más has trabajado o mejor te han quedado, o porque te has basado en alguien para crearlos.

¿Cuál es la mayor estupidez que ha hecho alguno de tus personajes?
Confiar en quien no debía.

¿Qué sientes al escribir la última palabra de una historia?
Es una sensación gratificante. Cerrar una etapa muy larga en la que has invertido una cantidad de horas y esfuerzo increíble. Aunque dura poco, porque en mi caso acabar una novela supone empezar a trabajar en la siguiente.

¿Cuál es la principal dificultad a la que te has enfrentado como escritor?
La hoja en blanco. Pasar horas y horas mirando un trozo de papel y no ser capaz ni de poner una coma. Esos días son difíciles y hay que saber llevarlo bien. Aunque bueno, todo día en blanco tiene uno de compensación en el que parece que te faltan hojas, o tinta.

¿Algún consejo para los nuevos escritores que quieren iniciarse en este mundo?
Un escritor novel debe tener las ideas muy claras. Con esto quiero decir que debe saber a qué aspirar. ¿Cuál es tu motivación: publicar, vender, contar historias? En un mundo ideal nos quedaríamos con los tres, pero a diferencia de nuestras novelas, la realidad es distinta y a veces pega duro. Ten claro tu objetivo y lucha por él. Y no rendirse, tirar la toalla no vale para nada.

¿Autoedición o editorial?
Ambas tienen sus puntos positivos y negativos. Ahora mismo yo estoy enfrascado en ambas. En relación a la pregunta anterior, todo depende de lo que busques en realidad (o lo que consigas). El mundo de las editoriales se mueve por beneficios, como cualquier otra empresa y eso es totalmente lícito. Son las reglas y hay que aceptarlas, nos gusten o no. Por tanto tu difusión está supeditada a lo que ellos consideran que será un éxito. Incluso con las más grandes editoriales encontrarás pegas de todo tipo.
Y para autoeditar la cosa no es más fácil, hay que tener muchas ganas y dedicación, porque todo el trabajo lo tienes que hacer tú.

¿Cuáles son los mayores obstáculos que hay que superar antes de poder publicar un libro?
Básicamente uno: tú mismo. Muchas buenas obras se quedan en los cajones por el miedo al fracaso o cómo se valorará tu obra. El rechazo editorial puede ser muy duro, pero hay que entender que este puede ser debido a que tu libro no encaje en la moda imperante. Debes creer en tu propia obra y cuidarla al detalle. En el otro extremo está el orgullo desmedido. Hay muchos que piensan que todo lo que cagan es oro. Nada más lejos de la realidad. Afronta tus trabajos y las críticas con humildad. Si quieres aprender y mejorar, un exceso de ego te impedirá ver de tus errores.

¿Cómo definirías a tu público?
Hoy por hoy es bastante variado, tanto en edad como en tipo. Es algo que me ha llamado la atención, ya que no solamente ha sido acogido por fans del género sino también por gente que nunca había leído fantasía.

¿Sufres más leyendo o escribiendo?
Escribiendo, aunque me encanta hay días que sufres para juntar dos párrafos. Leo para evadirme y aprender más, si además sufriera leyendo apaga y vámonos. No, no llego a sufrir con la lectura. Soy bastante selectivo, así que pienso bien que voy a leer.

¿Recuerdas alguna anécdota divertida, interesante… de tu carrera como escritor?
La verdad es que es curioso, pero siempre que he tenido una entrevista para la radio he tenido problemas de audio y con las grabaciones. Parece que tengo gafadas las ondas radiofónicas.

¿Cuál es tu mejor defecto?
Soy incapaz de desconectar. Siempre tengo activa la mente,siempre estoy pensando cómo continuar una historia o qué hacer con un determinado personajes. Por eso voy a todas partes con un lápiz y papel, nunca sabes cuándo pueden atacarte las ganas de escribir. Es agotador.

¿Qué te preguntarías a ti mismo? ¿Y cuál sería tu respuesta?
¿Escribir es una habilidad o un talento? Sin duda, en mi opinión, una habilidad. Desde mi punto de vista se base en meter muchas horas, en trabajar duro. Es cuestión de sentarse delante de la hoja. Algunos días quemarías hasta la última coma de lo que has escrito, pero siempre es bueno darse un tiempo y volver a revisar una y otra vez, al final verás que algo de todo eso merece la pena no ser incinerado. Aprender escribiendo, claro que leer mucho también ayuda. Básicamente se trata de no esperar a las musas, claro que cuando te hacen una visita no te quejas, pero no puedes confiar en ellas.

¿Alguna frase épica que quieras compartir con nosotros?
—Matarme no solucinará nada
—No, pero disfrutaré haciendolo.

Tu turno, tienes 1 minuto para convencernos de que leamos tus libros y no los de otro autor…
¿Un minuto? Me sobran cincuenta segundos. Porque sino lo haces la gente te señalará por la calle, y tú no quieres eso, ¿verdad?

Ahora es tu momento apreciado lector. Hazle tu pregunta a Néstor, seguro que estará encantado de responderla 🙂

Dic 192014
 
 19 diciembre, 2014  Publicado por a las 11:11 Tagged with: ,  1 Comentario »

Buenos días aprendices y rastreadores de Tierra Quebrada hoy vamos a conocer un poco más a Juan Tejerina, autor de Los Ojos del Cuervo

 
¿Por qué nombre te conocen los humanos?
Me llaman Juan, normalmente. Aunque mi jefe me llama «Señor Tejerina»…

¿Qué opinas del género de fantasía en nuestro país?
Vivimos en un país complicado. El trato que recibe la fantasía en particular es el reflejo de algo mucho más profundo y arraigado en la sangre de nuestra sociedad.

Los videojuegos, el cómic, los dibujos animados y —por supuesto— la fantasía son géneros para niños. Esto es así. En nuestra sociedad somos los más rápidos a la hora de etiquetar a los demás y después utilizar esas pegatinas como armas sociales.

Hace no mucho, tener gustos más allá de lo socialmente aceptado, era algo que mejor ocultar a los demás.

Por suerte, cada vez más, este tipo de armas comienzan a carecer de efecto. Ahora, gracias a internet, es mucho más fácil para las personas conocer a otras con fines semejantes. Y si antes todos tus allegados te hubiesen señalado con el dedo hasta hacerte sentir mal, hoy por hoy se comienza a aceptar como algo más.

Hoy en día jugar a videojuegos, leer comic o fantasía ya no es algo tan extraño. Es cierto que hay muchas reticencias y prejuicios. Es cierto que cuando dices que has escrito una novela, y respondes a la pregunta que siempre llega a continuación —¿qué género?— algunos aún ponen cara de circunstancias. Pero por suerte, cada vez ocurre menos.

La fantasía ha demostrado ser capaz de retratar las facetas más oscuras de la humanidad desde un punto de vista más bello, inteligente y accesible. Gracias a fenómenos sociales —impulsados en gran parte por la televisión—, la gente comienza a concienciarse de que la fantasía tiene mucho que decir.

Y poco a poco, se va leyendo más. Se va descubriendo más. Y se va prejuzgando menos.

¿Cuáles son tus obras literarias de referencia en el mundo de la fantasía?
Como autor diría que dentro del género fantástico he consumido obras de todo tipo de calidades. Y muchas de las que cualquiera echaría pestes me han dejado muy buen sabor de boca. Si hablase de mis referencias, no me avergonzaría de acordarme de Margaret Weiss y Tracy Hickman (Dragonlance), William King (Gotrek, el Matatrolls), R.A Salvatore (Drizzt Do’Urden), J.K. Rowling (Harry Potter) y —por supuesto— Tolkien. Aunque mi mayor influencia, sin duda, ha sido la de Andrzej Sapkowski (Geralt de Rivia)

¿Cuál fue el primer libro de fantasía que leiste?
¿Si digo la Biblia va a sonar muy mal, verdad? Entonces vamos a por el siguiente: El Hobbit.

¿Cuál es tu personaje de fantasía preferido? ¿Por qué?
Raistlin Majere, sin lugar a dudas. Coincidió que leí sus aventuras en un momento de mi vida en el que podía verme reflejado en los ojos del hechicero. Su forma de pensar, de odiar y de despreciar aquello que en verdad anhelaba era algo que me ayudó a comprenderme mejor a mí mismo, y a salir de un agujero que no me traería nada bueno.
Entrevista a escritores de fantasía
¿Qué es lo que más detestas al leer un libro de fantasía?
Las descripciones interminables. Estamos hablando de fantasía, déjenme por favor poner mi cerebro a disfrutar creando.

¿Desde cuando escribes fantasía?
No lo recuerdo. Desde los quince años o así. Escribía pequeñas historias… que me encantaría recuperar.

¿Cómo describirías tu estilo de escritura?
Personal. Sin límites. Si me apetece escribir bien, lo hago. Si me apetece escribir mal: también. Si me apetece narrar algo absurdo desde la más absoluta seriedad, lo hago. Y me importa poco si la historia es seria o no. Creo que hay que saber nutrir a una historia de todo tipo de situaciones. Eso, para mí, es tridimensionalidad.

¿Cómo trabajas la creación de un mundo de fantasía?
No hay que trabajarlo. Sólo hay que no olvidarlo. Hay que darle una explicación. Hay que darle una lógica. La fantasía bebe de la lógica. Sólo hay que encontrársela.

¿Qué consideras más importante en la escritura de un libro (argumento, personajes, mundo…)?
Los personajes lo son todo. Son el abanico de posibles reflejos que le ofreces al lector. Si consigues que el lector empatice con uno de ellos, es muy posible que quiera llegar hasta el final de la historia, aunque ésta no tenga una calidad superior. Por supuesto, si la historia es muy buena: estamos hablando de conseguir que tu historia se haga un huequito y un buen recuerdo.

¿Le has cogido especial cariño a alguno de tus personajes? ¿Por qué?
Sí, y también al revés. A veces, creas personajes sin pensarlo demasiado. Simplemente porque los necesitas para un fin argumental. Y de pronto te das cuenta de que esa espontaneidad en su creación se aplica a todo lo que le relaciona, y sin darte cuenta acabas haciendo de él alguien importante, complejo y profundo. En mi caso, guardo especial cariño a Drachma, sin olvidarme de Vórtimer.

¿Cuál es la mayor estupidez que ha hecho alguno de tus personajes?
Rebozarse en mierda, meterse una bolsa de oro en la entrepierna y pasearse por la ciudad.

¿Qué sientes al escribir la última palabra de una historia?
Siento que no he dicho ni la mitad de lo que quería.

¿Cuál es la principal dificultad a la que te has enfrentado como escritor?
Al reloj de arena. No hay suficiente.

¿Algún consejo para los nuevos escritores que quieren inicarse en este mundo?
No lo dejéis. No lo hagáis por nadie. Hacedlo por vosotros. Divertíos haciéndolo. Y no esperéis nada.

¿Autoedición o editorial?
En mi caso autoedición. Las editoriales, como la música o como cualquier otro tipo de mercado, tienen hacia un modelo muy concreto que oferta muy poca variedad. La gente comienza a cansarse de leer siempre lo mismo, escuchar siempre lo mismo y ver siempre lo mismo. El fenómeno kick starter es buena prueba de ello.

¿Cuáles son los mayores obstáculos que hay que superar antes de poder publicar un libro?
A ti mismo.

¿Cómo definirías a tu público?
Gente increíble, atrevida e inteligente que no han despreciado un libro por no tener una gran firma detrás. Gente dispuesta a conocer cosas nuevas. Mentes despiertas. Admiro muchísimo a todas las personas que me han dado una oportunidad.

¿Sufres más leyendo o escribiendo?
Leyendo. Escribiendo procuro divertirme, y si no: dejo de hacerlo.

¿Recuerdas alguna anécdota divertida, interesante… de tu carrera como escritor?
Supongo que la misma que todos. La gente te pregunta ¿esto lo has escrito tú? ¿de verdad? pero… ¿de verdad?

Nada especial, la verdad. Aunque recuerdo que me presenté en el despacho de Luis G. Prado (Alamut) y le di en persona una copia del libro. Quería que lo leyese porque gracias a su editorial conocí a Sapkowski. Si te soy sincero, no sé si lo habrá leído… pero espero que algún día lo haga. Me encantaría escuchar su opinión.

¿Cuál es tu mejor defecto?
Que si digo que hago algo lo hago. El libro me llevó cinco años. Lo hice.

¿Qué te preguntarías a ti mismo? ¿Y cuál sería tu respuesta?
¿Lo dejarías todo por seguir escribiendo? Y la respuesta sería «no». Me gusta demasiado como para hacer de ello un medio de vida. Además, ¡no podría vivir de ello!

¿Alguna frase épica que quieras compatir con nosotros?
Detesto lo épico. Me aburre. Vórtimer da buena cuenta de ello.

Tu turno, tienes 1 minuto para convencernos de que leamos tus libros y no los de otro autor…

Como te decía, considero a mis lectores como gente atrevida e inteligente. No creo que nadie inteligente deje de leer a un autor por otro. Es un orgullo que alguien que haya disfrutado con Tolkien, Sapkowski, Ruthfuss o R.R Martin lo haga también contigo. Un verdadero honor.

Ahora es tu momento apreciado lector. Hazle tu pregunta a Juan, seguro que estará encantado de responderla 🙂

Dic 172014
 

Hubo un tiempo en el que se veneraba a los dioses. En el que contrariarlos, tan solo con el pensamiento, hubiese sido ofenderlos. Épocas donde los hombres quemaban incienso, ofrecían sacrificios y oraban en la calma de los santuarios. Mas hoy, las brumas del pasado ya eran pasto de la memoria. Ahora solo quedaban sombras, aullidos en mitad de la noche, quebrantos que harían estremecer al más valiente: tiempos de guerra.

Las nubes corrían presurosas tras las bandadas de carroñeros que sobrevolaban los cuerpos mutilados de hombres y de bestias. Si volvía la vista atrás, Shoumila, todavía podía escuchar las voces de los guerreros que ya eran parte de ese mismo suelo y de su gloria. Si cerraba los ojos, el destello del acero aún humillaba al cegador brillo del sol mientras oía la ronca arenga de Aquiles de Aiser, rey de Shurem, elevándose por encima del silencio que ahora anegaba sus oídos.

—… ¡Somos Historia! ¡Reclamemos un puesto en la Gloria de los Tiempos!
Relatos de Fantasía - Batalla de los cinco ejércitos
La mesnada irrumpió en vítores a su rey. Una sucesión de juramentos, votos y requiebros se superpuso al estruendo de las guarniciones chocando contra los escudos. La hueste ardía.

La inmortal miró al soberano con admiración. Era un gran orador además de uno de los mejores gobernantes que había conocido. Sin embargo, sus tácticas de guerra resultaban demasiado arriesgadas. Así se lo habían advertido estrategas y consejeros, pero nada logró que cambiara de opinión. Lucharían a campo abierto.
Los clanes enemigos se encontraban ya a escasa distancia. Le deslumbraba el reflejo de sus alabardas al fundirse con la luz del amanecer. Podía oler la pestilencia que arrastraba el viento, ese hedor inconfundible de las hordas nómadas del desierto de Mared; mitad hombres mitad fieras, quizá también en parte diablos. Se decía que fornicaban con serpientes y que sus pactos con los dioses oscuros habían hecho de ellos servidores negros; asesinos ávidos de sangre inocente.

Sacudió la cabeza con tristeza. Sí, fue una tremenda batalla. Lo fue. Aun así el enemigo los doblegó cobrándose la vida de mil hombres y cien bestias.

«Somos humanos y erramos», repitió para sí al recordar las palabras de disculpa que pronunció el rey ante la aplastante derrota. Hubo grandeza en ese gesto, pues pocos admitirían sus equivocaciones en voz alta.

Elevó la mirada al cielo. En sus ojos se reflejaba la tormenta que estaba por llegar. Oyó crecer la voz del viento; la sintió arreciar en su rostro y trasformar sus rasgos en escarcha. Sentía bajo la piel la punzada de un invierno prematuro, huérfano de mieses.
Más allá de las murallas de la ciudad se oían las risas y la algazara de los soldados. Muchos buscaban las Tierras del Placer para acallar los gritos de sus muertos: los cobrados en combate y los arrebatados al corazón. Bebían vino hasta caer rendidos, comían groseramente; buscaban la compañía de meretrices para perderse en otras pieles. Shoumila podía sentir las ondas que emitían sus huecos cerebros. Solo percibía el miedo cerval que los poseía ante la última batalla. Era un hondo latido que prometía dejarla sorda.

—Por todos los dioses… —maldijo sacudiendo la cabeza.

—No te atrevas a nombrarlos en vano, Eterna —le advirtió la hechicera Arcanat—. El hombre ha renegado de ellos y se cree en libertad de poder elegir su destino. Haz que regresen a sus cultos o la furia de las deidades los quemará como quemó a los de tu raza.

—¿Acaso crees que volverán a sacrificar corderos si yo se lo pido?

—Su rey morirá en combate mañana.

—Será una muerte inútil. Aquiles es el mejor soberano que jamás tendrán, lo ha dado todo por su pueblo y aún tiene mucho que ofrecer. Estoy segura.

No fue una risa lo que salió de la garganta de la vieja adivina, fue más un gañido ronco. Sus facciones eran tan rojas como el fuego del oráculo. Echó más polvo de hueso sobre las llamas y el destino se dibujó ante ella con la claridad de un amanecer.

—He dicho que morirá. Su hijo nonato ocupará el sitial. Maese Sudri, de Ciudad Aurum, será el elegido para guiar al niño rey.

Shoumila dejó escapar un gemido de impotencia. En otro tiempo no hubiese dudado en acatar la voluntad de los dioses, pero ahora le resultaba insoportable permanecer impasible a sus juegos. Ya se habían divertido bastante. Por un instante pensó en la posibilidad de salvar al rey. De utilizar sus poderes para impedir que aquel vaticinio se cumpliera.

La hechicera percibió ese conato de traición.

—Ni lo intentes siquiera, Eterna. ¿Es que no has aprendido nada de lo ocurrido en el pasado? Los inmortales ya no estáis en posición de retar a las deidades. Tienes prohibido intervenir en este asunto. Tu misión es ayudar a los humanos en su lucha contra los siervos de los dioses oscuros. No olvides jamás tu promesa. Si vives es para servirlos y tu alma les pertenece.

—Allí estaré, Arcanat, pero diles a esos arrogantes que…

—No —interrumpió la hechicera—. No voy a decirles algo que te quemará en la boca.


El rey, que montaba un gran caballo de batalla enjaezado con las escarapelas de guerra, se dirigió a Shoumila antes de dar la orden de atacar.

—Esta es una batalla de hombres, no de inmortales. Entendería que no intervinierais.

—No presenciaré impasible la ofensiva, sire. Será un honor luchar a vuestro lado.

—No interpretéis mal mis palabras, noble dama. Preferiría no arrancar al destino una victoria que no sea ganada en noble lid. Vuestros poderes ensombrecerían los laureles de mis vasallos. Además, no sería justo para ninguno de los bandos.

—Seré una más de vuestros paladines, majestad. Os doy mi palabra.

—Sea pues. Recibid a cambio mi gratitud y que los dioses os protejan.

De un golpe de brida se alejó al trote.

—Y a vos, mi rey…

Tras el primer toque de cuerno, los gritos atronaron en el páramo. Una nube de polvo se elevó por encima de la contienda, que se fundió con el fragor del viento y las amenazas de los enemigos. La tierra rugía bajo los cascos de los caballos y el peso de las lanzaderas. Todo fue confusión, golpes de hacha errados, venablos que se perdían en la nada; rocines que caían de bruces bajo la muesca ferrosa del mandoble… Las bajas se contaban por cientos, pero aún podían aventajarlos si atacaban por sorpresa en el desfiladero de Ning. Allí se reabastecía el enemigo.

Buscó con la mirada al rey. A pocos pasos, bajo un tropel de cadáveres, distinguió su armadura. La reconoció por el dragón alado de dos cabezas que tenía grabado en los espaldares. Desmontó de un salto y acudió presta a auxiliarlo. Apartó con fiereza parte de los cuerpos que lo sepultaban, tenía el brazo izquierdo atrapado bajo un caballo muerto. No llevaba yelmo y pudo apreciar un tajo cuya oscuridad teñía su rubio cabello. Gritó con los dientes apretados al tiempo que levantaba al animal unos palmos. Lo soltó de golpe en cuanto vio que el brazo se liberaba. Todavía vivía. Le ofreció algo de agua y limpió la herida de su frente.

—Mi señor, necesitáis un sanador.

Él negó con una sonrisa taimada al tiempo que le tendía la mano.

—Ayudadme, creo que mis piernas aún me obedecen. Buscad mi espada. Mis vasallos se vendrán abajo si ven que su rey está vencido. Ponedme el yelmo para que puedan reconocerme.

Ella asintió a sus deseos, aunque a duras penas se mantenía en pie y el brazo le colgaba como una rama quebrada. Y fue, tras recoger el acero de Aquiles del suelo, cuando sintió la vibración de una pica a su espalda. Aquella lanza no era terrenal. Tuvo esa certeza nada más interponerse entre su trayectoria y el pecho del rey. Sintió el sobrenatural mordisco del acero al penetrar en su piel, rasgar los músculos y romper sus huesos, cobrarse, gota a gota, su sangre. El alma se le escapaba por aquel agujero. Mil vidas pasaron frente a sus ojos. Mil vidas. Y luego otras mil que todavía no había vivido.

«Solo los dioses pueden matar a un inmortal», escuchó en su interior. «Si así lo deseas, Eterna, dejarás de existir, mas no habrás pagado tu deuda con los hombres. No hay peor pecado para tu raza que faltar al honor. Seréis malditos por toda la eternidad.»

No debía morir. No, sin cumplir su destino; aquel para el que fue llamada por el hijo de Adán desde su tumba de hielo.

—Hágase… vuestra voluntad… —suplicó con la voz de la muerte en el aliento.

Cielo y Tierra se mezclaron. El Universo entero se resquebrajó en un vórtice infinito de negrura hasta que el tiempo se detuvo para todos menos para ella. Ella, la última inmortal del linaje de Alis, volvió a sentir el pulso en las venas. Notó de nuevo la vibración de la pica a su espalda, pero esta vez la esquivó con un leve gesto como si huyera de una mala caricia o de un golpe de viento frío. Nada más hacerlo, se despreció por ello. La lanza realizó su recorrido sin rémora y fue a parar al corazón del rey. Antes de caer desplomado sobre el asta, sus ojos se perdieron en los de Shoumila con un brillo marchito.

Ella negó al aire, mientras el tiempo reiniciaba su curso y el fragor de la contienda crecía a su alrededor.

Se arrodilló junto a Aquiles con el peso de la culpa sobre su alma.

—El rey ha muerto —susurró—. Viva el rey… ¡Y malditos sean los dioses!

Quebró la pica y arrastró el despojo para ponerlo a salvo de la horda enemiga e impedir que ultrajaran su cadáver con mutilaciones. Lo cubrió con la capa y guardó en secreto su muerte. No diría nada hasta que aquella carnicería terminara para bien o para mal.
Alzó la espada y se sumergió de lleno en la batalla.


Triste honor coronar laureles cuando los más bravos yacían sobre piras funerarias. Sus voces eran ya parte del eco de los tiempos.

A lo lejos, bajo las palmeras centenarias, los estandartes ondeaban al viento del Sur. Blanco era el blasón de los Aiser, señores de Shurem, blanco el sudario del monarca; blancas las togas de las plañideras que acunaban al niño rey.

El crepitar del fuego arrasó todo sollozo. El humo se elevaba en columnas tan negras como los pensamientos.

—Descansad en paz, noble señor. Que los dioses os muestren el camino hacia las estrellas.

Montó a lomos de su caballo y se alejó en dirección al desierto de Mared. A su paso, el cielo paría cenizas blancas; escamas de dragones milenarios.

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Dic 122014
 
 12 diciembre, 2014  Publicado por a las 11:11 Tagged with: ,  1 Comentario »

Buenos días aprendices y rastreadores de Tierra Quebrada hoy vamos a conocer un poco más a Diego A. López, autor de El Secreto de los Cielos

Diego A. López García

Como lector siempre buscó en las novelas ideas originales y trascendentes. Fue en la fantasía y en la ciencia ficción donde más las encontró. Varias de ellas, deseando nacer, andaban en pos de un escritor, pero sólo dieron con él. Le hechizaron, le obligaron a estudiar el oficio y alumbrarlas en una novela. Y desde entonces, sigue hechizado…


 

¿Por qué nombre te conocen los humanos?
Como Kvothe, me gustaría decir que he tenido muchos nombres, como si hubiera vivido mil vidas. De momento intento vivir bien sólo una (que yo sepa), y en ella tengo un nombre: Diego.

¿Qué opinas del género de fantasía en nuestro país?
Que falla en sus dos patas. Una en la demanda. El lector medio sigue viendo la fantasía como una literatura de frikis, una secuencia de clichés donde no encontrará más que historias predecibles y escenarios infantiles. Algunas personas que leyeron una novela de fantasía por primera vez por recomendación mía, reconocieron que no esperaban encontrar “tanto” en este género. Y es que la fantasía es otro entorno más sobre el que dibujar. Un espacio, si cabe con más juego, más libre, para hacer lo mismo que en el resto de la literatura.
La otra pata son las editoriales en España que, salvo débiles excepciones, no apuestan por este género y se limitan a importar lo que ha tenido éxito en otros países. Basta visitar cualquier librería y anotar el porcentaje de obras de fantasía y el número de autores nacionales, si es que los hay, para comprobar esta triste realidad.

¿Cuáles son tus obras literarias de referencia en el mundo de la fantasía?
-Los dientes del dragón (Juan Eslava Galán): Algo diferente, nuevo y viejo a la vez. Y exquisitamente pulido. Un referente de “nuestra” fantasía tradicional.
-La espada de Joram. Aunque no me gustó en absoluto el final, merece la pena leerla sólo por el universo que presenta.
-El nombre del viento y sucesivas. Yo le diría a Patrick Rothfus que me sobran las primeras 60 páginas. Pero después de haber leído los dos tomos, me tengo que callar y limitarme a aplaudir.
-El vuelo del dragón (Anne McAffrey): Lo siento por Eragon, pero a esta chica se le ocurrió antes lo de la interconexión jinete-dragón.

¿Cuál fue el primer libro de fantasía que leíste?
De niño leí infinidad de cuentos de fantasía. Luego, desde los diez años, no he parado de leer novelas de ciencia ficción. Ahora bien, la primera novela, novela, que leí de fantasía fue el señor de los anillos.

¿Cuál es tu personaje de fantasía preferido?
Simkin (La espada de Joram)
Entrevista a escritores de fantasía
¿Por qué?
Es el típico cómico secundario. Sin embargo, bien podía ser cualquier cosa. Durante toda la obra estuve preguntándome si era un pobre diablo, un archimago, alguien que tendría en sus manos el destino del universo, o un Dios. Y encima me hizo reír de verdad (muy pocas lecturas me han sacado una carcajada en mitad de la noche). Esa dualidad me maravilló.

¿Qué es lo que más detestas al leer un libro de fantasía?
Que traten de copiar a otros. No digo que no esté bien fijarse en los éxitos de los demás para mejorar uno mismo. Pero si lo que vas a escribir no va a aportar nada nuevo, si va a ser una Dragonlance con bichos diferentes, o un Juego de tronos con cinco reinos, mejor no escribas. Se nota cuando algo es un subproducto comercial. Y esas lecturas te dejan vacío.

¿Desde cuando escribes fantasía?
Desde que comencé mi carrera. Soy ingeniero, y debió de ser que un hemisferio cerebral izquierdo (el racional) estaba a tope y el otro (el imaginativo) aburrido. Las ideas se me aparecían entre integrales de volumen y jacobianos. Así, de golpe. Y al principio me limité a anotarlas. Luego, años después, un amigo me envió sus relatos. Esto me dio el pistoletazo de salida para empezar a desarrollar lo que tenía apuntado.

¿Cómo describirías tu estilo de escritura?
Busco la concisión y la acción. Trato de evitar las descripciones y contar las emociones a través de sucesos. Aparte de eso intento seguir las reglas del juego (las que creo haber descubierto).

¿Cómo trabajas la creación de un mundo de fantasía?
En mi caso el mundo es una consecuencia, no un objetivo. El objetivo, como sucede en mis relatos, es una emoción. Lo que se me ocurre en un principio es una escena: ¿Y si las tabernas tuvieran vida propia? ¿Podría un hombre juzgarse y condenarse a muerte sin saberlo? ¿Y si la existencia del universo dependiese de la decisión de una persona?… Esas preguntas implican una escena final, algo que condensa toda la carga de la idea, o toda la emoción de un personaje. Para llegar hasta ahí hay que construir: buscar símbolos, sucesos que desemboquen en esa situación, escenarios que evoquen o contrasten la idea principal… Todo eso es lo que empuja a crear el entorno. La fantasía te da mucha más libertad, y por tanto es artillería literaria.

¿Qué consideras más importante en la escritura de un libro (argumento, personajes, mundo…)?
La originalidad, sin duda. Hay libros que no la tienen y son muy entretenidos. Pero los que nunca olvidas, los que te aportan algo, suelen tener algo genuino, algo en lo que nunca antes habías pensado. Y ese algo puede ser un personaje único, un mundo nuevo, un argumento impredecible, un diálogo delirante, un estilo característico…

¿Le has cogido especial cariño a alguno de tus personajes?
Sí, a Tenkar

¿Por qué?
Cuando creé a Tenkar lo hice como respuesta a una pregunta ¿Podría la criatura más abyecta del mundo, el malo más malo de toda la literatura, ser al mismo tiempo un ángel, tener una causa justificada para comportarse como un demonio? Y el resultado, Tenkar, no es para nada un Drácula, ni un Dorian Grey. Tenkar vive cada segundo una angustia existencial extrema, consciente de lo que hace, pero también de que tiene que hacerlo. No creo haber hecho sufrir a nadie tanto y, claro, te compadeces y le coges cariño.

¿Cuál es la mayor estupidez que ha hecho alguno de tus personajes?
Pues no sé. Estoy entre el que ató su alma voluntariamente a una piedra y la que se atrevió a ver su propio futuro. Aunque quizás, aquella que se despreció a sí misma por ser un programa de ordenador, y que con su condena destruyó el universo, se lleve la palma.

¿Qué sientes al escribir la última palabra de una historia?
Es que eso nunca pasa. Cada vez que leo algo que he escrito estoy por cambiar un pedacito. Nunca creo haber alcanzado el óptimo en nada que haya escrito.

¿Cuál es la principal dificultad a la que te has enfrentado como escritor?
Aprender a descubrir los errores. Escribir es como intentar peinarte sin un espejo. Lo haces siguiendo tu instinto, luego ves a los demás que te ponen cara rara, y en función de a donde miran tratas de repasar los rizos. Cuesta mucho tiempo construir tu propio espejo.

¿Algún consejo para los nuevos escritores que quieren iniciarse en este mundo?
¡Buf! Hay muchos según el punto de desarrollo en el que estés. Pero ahí van unos cuantos:
-lee muchos libros sobre el oficio antes de empezar.
-Muuuucha autocrítica. Asume que lo que has hecho está mal y no eludas borrar, por hermoso que te resulte.
-No lo cuentes todo. Al revés, sólo lo imprescindible. Deja que el lector rellene los huecos.
-Coge una obra que te guste, intenta escribir un fragmento de la misma historia con tus palabras, y luego compárala con la obra original. ¿Qué falta? ¿Qué sobra? ¿Y por qué se ha molestado el autor en hacerlo precisamente así?
-Sugerir, sugerir y sugerir. Este arte, cualquier arte, se resume en eso.

¿Autoedición o editorial?
¡Ojalá tuviera las dos experiencias para poder hablar! Creo que hay que intentarlo con las editoriales todo lo posible, porque sólo ellas tienen medios eficaces de canalizar la obra hasta el público. La autoedición es el regalo de esta era a los que no contamos con contactos, una quiniela que puede tocar en cualquier momento.

¿Cuáles son los mayores obstáculos que hay que superar antes de poder publicar un libro?
Desde mi punto de vista no los hay. Cualquiera puede publicar cualquier cosa con relativamente poco coste (recientemente han subido las tasas del ISBN). Lo que sí que cuesta es llegar al público. Si no consigues editorial te ves abocado a la guerra de guerrillas en Internet. Y ahí, entre tantos, es difícil hacerse ver.

¿Cómo definirías a tu público?
Supongo que mi público será aquél al que le guste lo que a mí. Gente que busque ideas nuevas, una lectura amena, una sensación de trascendencia al acabar una obra, y al que la fantasía no le suponga ningún obstáculo para vivir la historia con realismo.

¿Sufres más leyendo o escribiendo?
Leyendo. Escribir puede ser laborioso, pero no se sufre, se disfruta.

¿Recuerdas alguna anécdota divertida, interesante… de tu carrera como escritor?
La primera “tirada” que hice de mi novela la encargué a una imprenta de Madrid. Os podéis imaginar la ilusión. Soñaba con poder ver mi libro impreso, tocarlo, abrirlo, leer las palabras que yo había creado en un libro de verdad. Creo que no había anhelado algo tanto desde que era niño.
Tras un largo viaje llegué a la M-30 casi una hora antes de que cerraran. Conforme entraba en la ciudad el atasco era cada vez peor. Aunque tenía mi mapa, al llegar a las intersecciones nunca lograba acertar. O bien el giro era indirecto, o bien directo pero no podía ocupar el carril izquierdo, o la calle era a contramano. Os podéis imaginar mi frustración. Casi pasaba la media hora de cierre cuando al fin acerté a la calle. Estaba allí, al final a la izquierda. Miré el reloj y suspiré. Si un transeúnte me hubiera visto en ese momento pensaría que alguien se me había muerto. Ni siquiera me detuve en la puerta para ver; antes de eso giré para salir y me fui.
Cuando al día siguiente volví, me dijeron que habían estado trabajando hasta muy tarde, y que a esa hora podría haberlo recogido perfectamente. No me importó. Estaba tan absorto abriendo y cerrando mi libro, admirando la portada, tan feliz, que todo lo que había pasado el día anterior se había borrado por completo.
Creo que esto es algo que sólo los escritores compartimos: el placer de ver tu novela impresa por primera vez.

¿Cuál es tu mejor defecto?
La indecisión… Creo. Pierdo mucho tiempo al dudar de la decisión correcta, óptima, en cualquier cosa. Pero precisamente dudar de todo, criticar continuamente la opción elegida, es lo que me ha llevado a mejorar la calidad de lo que escribo.

¿Qué te preguntarías a ti mismo?
A un autor, a cualquiera, le preguntaría cuál es su secreto. Qué cuida más al escribir. Qué aspecto le parece crucial para que un relato funcione. En qué piensa o qué busca cuando crea. Por ejemplo, de R. R. Martin he oído que en sus novelas trata maximizar el realismo, hacer que el lector sienta las mismas sensaciones que el personaje, que huela la comida y hasta la mastique con el personaje.

¿Y cuál sería tu respuesta?
En mi caso creo que uno debe estar enamorado de una idea. Sentir la emoción que busca conseguir como propia, como un lector fascinado por esa historia. Y desde esa fascinación, usándola como el norte en una brújula, dejar que broten las palabras, construir en esa dirección. Intentar ampliar al máximo esa sensación.
Aparte de eso, el aspecto que más cuido es que no sobren palabras. Eliminar todo lo que el lector pueda deducir. Discriminar continuamente entre lo que aporta emoción y lo que no, y borrar sin compasión.
Lo demás es técnica, nada más ni nada menos, y cuesta años conseguirla. Pero es técnica: un adjetivo por frase, pretérito perfecto y frases cortas para la acción, cambiar por sinónimos con connotaciones que aporten, simbología en el escenario, sugerir en lugar de contar, elegir el punto de vista subjetivo siempre que sea posible, respetar el tono, evitar cacofonías,…

¿Alguna frase épica que quieras compartir con nosotros?
“Mi vida es una mentira. He traicionado a mi Dios, a mi familia, y ahora lo haré con toda esa gente. No hay infierno, si es que existe, lo suficientemente grande ni eterno para consumir mi alma. ¿Y tú me preguntas si aún creo en Él?”

Tu turno, tienes 1 minuto para convencernos de que leamos tus libros y no los de otro autor…

Mi auténtico nombre es Tenkar. Llevo milenios sobre este mundo intentando destruirlo para poder salvaros. A todos. Yo también fui humano una vez. Era muy querido en aquel entonces y tuve una vida plena, con luces y sombras, como todos. Cuando estaba a punto de morir me fue revelado un secreto, y ya no pude. Desde entonces libro una eterna batalla sin fin, para la que necesito vuestra ayuda. Cuanto necesitáis saber está en este libro: “El secreto de los cielos”. Allí encontraréis por qué se me considera un demonio, y a la vez un ángel; por qué los bebés lloran, o existe el sufrimiento; la esencia del amor, o dónde está Dios; por qué soñáis con la magia o, a veces, adivináis el futuro; y sobre todo, qué hay al otro lado de la Muerte. No despreciéis la naturaleza fantástica de la historia, porque fue real. Reales fueron los grifos, esfinges y dragones que en ella aparecen. Reales fueron los magos, las batallas y las profecías que se cumplieron. No caigáis en el engaño de que todo fue un sueño, uno del que curiosamente todos tenéis los mismos confusos recuerdos… y ayudadme.

Ahora es tu momento apreciado lector. Hazle tu pregunta a Diego, seguro que estará encantado de responderla 🙂

Dic 052014
 

Buenos días aprendices y rastreadores de Tierra Quebrada hoy vamos a conocer un poco más a Pedro Camacho, autor de la saga Cuentos del Círculo de Bardos.

Foto Pedro CamachoPedro Camacho Camacho nació en Jabalquinto, Jaén, en 1977. Es maestro de inglés y autor de literatura infantil y juvenil además de traductor. Entre sus traducciones encontramos la obra de género fantástico: Allwënn, Soul&Sword (del español al inglés). Sus libros como autor son «Cuentos del Círculo de Bardos I: La Elegida de los Dioses», «Cuentos del Círculo de Bardos II: El Legado del Hechicero», “Cuentos del Círculo de Bardos III: La Búsqueda, “Talia, la Brujita y el Espejo”, «Caballero de Dragón», «El Último Duelo» y «Cuentos y Actividades para la clase de lengua y literatura I y II».

Puedes encontrarme en El Círculo de Bardos, Facebook o en Twitter

 
¿Por qué nombre te conocen los humanos?
Pedro Camacho… imagino.

¿Qué opinas del género de fantasía en nuestro país?
Es tremendamente poderoso en cuanto a calidad literaria, número de escritores y número de lectores. Sin embargo, sigue considerado como un género “pequeño”. España es un país con clara tradición realista, pero basta rebuscar un poquito para darse cuenta de que a los españoles nos encanta la “magia”.

¿Cuáles son tus obras literarias de referencia en el mundo de la fantasía?
El Señor de los Anillos, por su puesto y desde hace mucho tiempo. Canción de Hielo y Fuego, me parece una obra que hila muy fino y que ha roto con la fantasía entendida como literatura juvenil. Y son dos obras extranjeras. En español, me encanta la Saga de la Flor de Jade de Jesús Vilches —me parece una historia espectacular—. Y la novela Heredero de la Alquimia de David Mateo, que es una auténtica maravilla. Hay más, pero estas son las que más me gustan.

¿Cuál fue el primer libro de fantasía que leiste?
¡Ay, madre mía! Déjame pensar… Pues creo que fue uno de esos de Elige tu Propia Aventura: Viaje Submarino. ¡Qué recuerdos! Si ya nos centramos en la fantasía propiamente: El Señor de los Anillos. Tendría unos trece años.

¿Cuál es tu personaje de fantasía preferido? ¿Por qué?
Hay un personaje de la saga de la Flor de Jade que se llama Ishmant. Es un monje Kurawa experto en artes marciales y filosofías del mundo. Su nombre significa algo así como «el del templado espíritu». Y eso es lo que más me gusta de él.
Entrevista a escritores de fantasía
¿Qué es lo que más detestas al leer un libro de fantasía?
Lo que menos me gusta son las malas traducciones o las redacciones en español que parecen esas traducciones: adjetivos delante del nombre (siempre), palabras arcaicas o mal usadas. Tampoco me gusta el exceso descriptivo.

¿Desde cuando escribes fantasía?
Desde que empecé a escribir. Pero de forma más o menos seria desde 2005.

¿Cómo describirías tu estilo de escritura?
Fluido. Directo. Poco dado a las florituras y muy visual. Pero eso lo digo yo que no soy objetivo. No sé si me habré definido bien.

¿Cómo trabajas la creación de un mundo de fantasía?
En realidad, como buen y antiguo rolero, el mundo, los mundos, crecieron conmigo desde hace mucho tiempo. Creo que no creo (valga el juego de palabras). Más bien, rebusco en mi memoria y voy sacando las cosas que ya estaban allí.

¿Qué consideras más importante en la escritura de un libro (argumento, personajes, mundo…)?
Todo tiene su importancia. Pero lo más importante es la coherencia y la cohesión. De la historia y del texto. Un estilo ágil y atractivo también ayuda mucho.

¿Le has cogido especial cariño a alguno de tus personajes? ¿Por qué?
¡A todos! Porque mis personajes son yo y yo soy mis personajes. ¿No voy a tenerme cariño a mí mismo? Son todos hijos míos.

¿Cuál es la mayor estupidez que ha hecho alguno de tus personajes?
Tener miedo en un momento en el que no deberían haberlo tenido y complicarse mucho la vida sin necesidad.

¿Qué sientes al escribir la última palabra de una historia?
Emoción, orgullo y alivio.

¿Cuál es la principal dificultad a la que te has enfrentado como escritor?
El ostracismo. El olvido. Pensar y sentir que escribes para nada. Si yo escribo es para que me lean. Dicen por ahí muchos compañeros que ellos escribirían de todos modos. Que necesitan plasmar en el papel o en el ordenador sus historias. Lo harían con o sin lectores. No es mi caso. Necesito que la gente lea lo que escribo. Es verdad que no necesito demasiados lectores, pero si no los tuviera, no escribiría. Lo que pasa en el papel yo ya lo sé, ya lo vivo, ya lo tengo en mi memoria. ¿Para qué escribirlo si nadie piensa leerlo?

¿Algún consejo para los nuevos escritores que quieren iniciarse en este mundo?
Paciencia. Práctica. Pero sobre todo que sepan, que entiendan, que tienen que mejorar mucho. Que tienen que aprender, no solo escribiendo, sino leyendo, estudiando. Hay que ser muy humilde, y eso es muy difícil para un creador.

¿Autoedición o editorial?
Las dos cosas. Yo tengo las dos cosas. La editorial te da un soporte, que a veces no es todo lo solido que uno querría. La autoedición te da libertad para trabajar tu obra como quieras. Estoy muy contento con autoeditar mi obra. Elijo la maquetación, el ilustrador… es más duro, pero más gratificante.

¿Cuáles son los mayores obstáculos que hay que superar antes de poder publicar un libro?
Si con publicar te refieres a una editorial, lo difícil es estar en el lugar apropiado en el momento preciso. Si tu obra cae en gracia (seas bueno o no) publicarás. En caso contrario (lo normal) después de mucho trabajo y estudio se publica. Lo más difícil de llevar para mí: la indiferencia editorial o el típico mensaje “agradecemos… pero su novela no entra dentro de nuestra línea editorial”.

¿Cómo definirías a tu público?
Joven. Da igual que tengan sesenta años que catorce. Es gente joven. Se supone que hago literatura juvenil, aunque yo no estaría del todo de acuerdo.

¿Sufres más leyendo o escribiendo?
No sufro. Soy así de frío. Pero leyendo tengo más… emoción. Tengo que esperar a ver qué me cuentan. Cuando escribo, es difícil que algo me sorprenda.

¿Recuerdas alguna anécdota divertida, interesante… de tu carrera como escritor?
Hay algunas anécdotas muy buenas, pero recuerdo una de las primeras que me llegó al alma. En mi primera novela hay una escena llena de música. Que una cantante de ópera y profesora de música te diga que se ha emocionado al leerla… me quedé sin palabras. Otra espectacular que me sucedió este verano. Soy maestro de primaria y, al terminar el curso, los padres de los alumnos se pusieron de acuerdo para hacerme un regalo: compraron un ejemplar de uno de mis libros para sus hijos y me organizaron una firma sorpresa. ¡Son niños de siete años!

¿Cuál es tu mejor defecto?
Soy tremendamente obstinado (por decirlo finamente).

¿Qué te preguntarías a ti mismo? ¿Y cuál sería tu respuesta?
Pedro, ¿dejarás alguna vez de darle vueltas a la cabeza y quedarte tranquilito con tu trabajo y tu familia sin idear más locuras? Nunca.

¿Alguna frase épica que quieras compartir con nosotros?
«…la Magia de Él proviene y a Ella regresa». Sridêr, el Oráculo.

Tu turno, tienes 1 minuto para convencernos de que leamos tus libros y no los de otro autor…
Me temo que eso no será posible. Leed mis libros, los de otro autor y los de todos los autores que creáis que os pueden gustar. ¿Qué encontraréis en mis libros? Frescura, fluidez, más de un nivel de lectura y, si hacemos caso a David Mateo en el prólogo del primer libro de la saga del Círculo de Bardos: ternura y mucha magia.

Ahora es tu momento apreciado lector. Hazle tu pregunta a Pedro, seguro que estará encantado de responderla 🙂